Último 21 de mayo, con falaz discurso de Piñera hundiéndose con su bandera de pirata a tope, corsarios que a dentelladas se reparten su último botín.
Fría mañana porteña, después de marchar por las bellas calles de Valparaíso, me siento un rato a solas, lejos de los incesantes flashes y saludos de mi gente valiente.
No sé cómo, pero me encuentro bajo el colosal monumento de la hermosa avenida Brasil, que honra la memoria de los próceres ingleses, arquetipos de la armada chilena: O´Brien- Lord Cochrane – Lord Willow- ¿O´Higgins? Bajo maculos torreones románicos y un orgulloso león, que esplendido, marca su dominante presencia, miro este inusual monumento, copia chilena de la puerta de Branderburgo, reminiscencia de antiguos pórticos victoriosos, cruzados por héroes mitológicos.
La suave brisa marina, disipa los tóxicos gases y las archiconocidas palabras de gerente de retail de nuestro cantinflesco mandatario. Después de una semana marcada por tifones, huracanes de Poseidón y marepotos a granel, los capitanes de estos barcos zozobrantes, se hacen respetar a golpes de mesa, presurosas correrías de pasillos y secretarias, alguien en buena hora le sugiere a la candidata Bachelet, sumergirse en aguas más calmas y no hacer acto de presencia, en el cercado edificio del Congreso Nacional, restándole teatralidad, a las chanzas de este seguidor del humor del ex-almirante Merino.
Hasta las puertas de iglesias y mall, están cerradas como tapa de submarino, no vaya a ser cosa, que algún misil de la antigua armada socialista, mande a pique a otro despistado, los espolonazos al interior del P.S. aún mantienen réplicas, que ni el engrupido de Salfate ha sabido explicar, pero la Michelle algo aprendió en el país de Bugs Bunny, ante el más mínimo peligro mejor esconderse y meterse en otra cueva.
Las fuerzas policiales se toman literalmente cada esquina y cada salida, ahogando cualquier posibilidad de escape a los náufragos que aletean por las calles con vista a cerros y casas imposibles.
Como no todo puede ser tan sacro y ceremonial, lo digo por la tabla rasa impuesta por el rey de la informalidad. Agarro a mi buen amigo, personaje entrañable de las marchas, “el burro presidente” y salimos a caminar distendidos por el borde costero, saludando y recibiendo muestras de cariño y arrancando sonrisas de los porteños y turistas que hacen nata.
A poco andar y como ya es costumbre, un fuerte contingente de Fuerzas Especiales, nos esperan tras fortificaciones hechas con vallas papales, obstaculizando el libre andar de estos dos estadistas del arte performático.
La gente se preocupa y guarda prudente distancia, esperando lo peor para estos insolentes y “fellinianos” personajes, que priscos caminan como si nada.
“Buenas tardes señores” les digo con autoridad a los GOPE.
“Buenas tardes presidente” responden socarronamente….
“Es un buen día para salir a caminar y comprometerlos para el día que salgamos hacer justicia con los que roban la educación a nuestros muchachos.Ojalá que llegue pronto ese día y nos acompañen a impartir justicia, contra los ladrones de cuello y corbata”
Un largo silencio ….una sonrisa policiaca…y sin decir media palabra el oficial de más alto rango, separa personalmente las vallas papales y con la gentileza de un grumete a un almirante, nos abre paso…. nos sentamos en el bello y carísimo Café de los Poetas, de la Plaza Aníbal Pinto.
Un dulce sonido, que amo desde siempre, decora esta cita cumbre, unos alegres organilleros, sacan dulces melodías en el día de las Glorias Navales, hablamos de lo humano y lo divino, luego como auténticos almirantes, caballerosos y gentiles, nos despedimos y flanqueo a mi amigo “burro presidente” quien con toda dignidad se aleja serpenteando, y rebuznando por las intrincadas calles porteñas.
Comienzo de a poco a romper el personaje, saco mi banda presidencial, arranco mis bigotes, guardo los lentes de Allende, vuelvo a caminar tranquilo, admirando la belleza de la arquitectura que hace único a este puerto principal, patrimonio de la humanidad.
La gente ya no me reconoce, las calles comienzan a teñirse de cotidiano y profano, lo sagrado de mi personaje, lo dejo que arranque por esos cerros, que lo vieron nacer y forjar su carácter y temple, escuchando a ese viejo zapatero anarquista italiano Juan Demarchi.
Al llegar al punto de encuentro, la esforzada gente de Derechos Humanos, hace esfuerzos gigantescos, mojadas como patos, estilando como “perro mojado”, diría mi vieja querida, algunos capuchas, juegan su batalla naval con desigual escuadra, el portentoso “Huascar” dispara su batería de aguas pestilentes y los zorrilos, se hacen la américa, gaseando a “moros y cristianos” todos arrancan como en el “Titanic” yo que siempre he sido un “poquitín” rebelde, me quedo instalado como un vigía, en la esquina de los combates desiguales.
A poco de estar se me acerca un paco, como de tres metros, se levanta la mica que recubre su feroz mirada de perro rabioso, y sin darme tiempo para arrancar como “Usain Bolt” se pone manos en jarra, y mirando con su cara de huaso, que no se la puede, me pregunta intrigado: ¿señor disculpe, usted es de acá? !
Mire que árbol más lindo! ¿sabrá que árbol es este??? (qué ganas de decirle que yo interpreto a Allende y no a Charles Darwin) ensayo una doctoral tesis sobre árboles nativos y llegamos al convencimiento mutuo, que autóctono no debe ser…!!!
Siiiiiiii replica, como si la Academia de Ciencias Naturales de Oxford se hubiera instalado, entre barricadas, piedras, palos y suelo mojado.
“¿Sabe? le contesto yo, creo tener una idea ¿Vio usted la película de Peter Jackson, sobre las obras de J.R.Tolkien? “El Señor de los Anillos” !!! Por supuesto, son mis favoritas!!! Le voy a decir que este bello árbol, del cual desconozco su nombre, estoy casi seguro, que son los mismos árboles, que se volcaron a luchar contra las fuerzas opresoras, que intentaban subyugar a su pueblo”
¿Se acuerda de la escena? silencio….sabe me dice, creo que voy a tener que volver de civil, con mi familia a saber más de estos lindos árboles.
Váyase con cuidado por la otra calle, que acá nosotros estamos “trabajando”… chits el trabajito (le digo al hueso) andar pegándole a la gente….bueno alguien tiene que hacerlo pueeee….cuando me den de baja, me voy a dedicar a plantar árboles como estos, que me recuerdan mis tierras sureñas, ya estoy cabriado de estas leseras.
Hasta luego, un gusto………el chillido de fierros y piedras, llueven sobre nuestras cabezas, entre el fuego y los gases, mientras unos niños y sus madres impávidos, se encaraman a unos lindos barquitos de juguetes, en una plaza que recuerda la memoria de los hombres y mujeres, que con su sangre han hecho y construido este puerto de contrastes y sueños marinos.
Por Carlos Paredes. Actor que personifica a Salvador Allende en las manifestaciones sociales.