OPINIÓN:Incendio Iglesia San Francisco: Alcalde Castro pudo prevenir la tragedia. Por Edgar Guíñez M.

 

¿Hasta cuando Castro, alcalde UDI, de Valparaíso, junto a la retahíla de autoridades designadas, como el Intendente y el Gobernador de Valparaíso, junto a los SEREMIS del área, culpa al destino, a los imponderables, a los vecinos, a la fatalidad la seguidilla de tragedias que han azotado a Valparaíso los últimos años?

El último desastre que significó la destrucción de la Iglesia de San Francisco, en el Cerro Barón, de la ciudad puerto, desnudó la incapacidad, rayana en la negligencia, del municipio y del resto de los responsables de velar por la seguridad, la protección y el mantenimiento de las riquezas patrimoniales, culturales y turísticas de Valparaíso.

Ni hablar de los más de 5 mil millones de pesos invertidos, en la recuperación del inmueble, convertidos literalmente en cenizas, habría que impulsar alguna investigación independiente para dilucidar el origen real del incendio, no hace falta ser demasiado perspicaz para no ser mal pensado  y mirar quien o quienes podrían ser favorecidos con esta “pérdida total”, como se apresuró, a diagnosticar el intendente.

Fuentes confiables nos han señalado que bomberos de Valparaíso ofreció al municipio un plan de prevención de incendios en sitios patrimoniales que ni siquiera fue respondido.

Si hubiesen sido tomados en cuenta, quizá la tragedia de la Iglesia de San Francisco se pudo prevenir o aminorar, la misma indiferencia ocurrió con el incendio de Rodelillo cuando, un par de meses ante en el Consejo Municipal, se advirtió lo que podría ocurrir y no se hizo nada.

Sobre el incendio del 14 de febrero Ver informe de SICNoticias.cl, titulado “Incendio en Valparaíso, Castro y Celis sabían que podía ocurrir una tragedia”, en http://www.sicnoticias.cl/movimiento-social/2013/02/16/incendio-en-valparaiso-castro-y-celis-sabian-que-podia-ocurrir-una-tragedia/

Sería bueno interpelar al municipio para conocer cuáles son los planes de protección contra incendios,  de inmuebles como el Palacio Baburizza o el edificio de la Aduana, entre otros, o tendremos que conformarnos con ver los ojos llorosos del alcalde una vez que se hayan consumido en llamas.

Mientras esto sucede, Castro anda preocupado de convertir Valparaíso en otra ciudad distinta a la que es, sobre la base del apoyo a la construcción del Mall Barón, los estacionamientos subterráneos en emblemáticas plazas porteñas o la construcción de gigantescos edificios en los cerros de la ciudad, lo que está cambiando y transformará para siempre las características que han convertido a “Pancho” en una de la ciudades de Chile más conocidas en el mundo entero y destino de centenares de miles de turistas de la más variadas nacionalidades.

A  la incapacidad de la primera autoridad comunal para liderar un equipo municipal cuya tarea sea proteger la ciudad, se une la falta de fiscalización y control que debiera emanar, en primer lugar de la Intendencia y la Gobernación, de aquellos mandatados por la ley para hacer cumplir la legislación vigente, los SEREMIS del área brillan por su ausencia y la ciudadanía escucha hablar de ellos cuando el mal, que debieron prevenir y fiscalizar, ya ha ocurrido.

El incendio en Rodelillo en febrero, el alud en el Cerro Ramaditas, los dos incendios en la Iglesia San Francisco nos hablan de una falta de visión y compromiso con la ciudad que se acerca al abandono de deberes, todo parece indicar que a las autoridades, partiendo por el alcalde, lo único que les interesa es asegurar los grandes negocios privados que afectarán  a la ciudad y el resto que quede a la voluntad de la “divina providencia”.

¿Hasta cuando los porteños soportaremos este estado de cosas? ¿Qué hace falta que ocurra para que la ciudadanía de la ciudad reaccione?

Hay que reconocer que la causa también está en la ausencia de un movimiento social empoderado que exija a la autoridad un estándar de gestión a la altura de los riesgos que amenazan a la ciudad, salvo honrosas excepciones de ciudadanos y grupos que desarrollan una incomprendida lucha por defender lo que va quedando de Valparaíso, la gran mayoría permanece ajena e indiferente.

En tiempo de elecciones cabría esperar que los movimientos políticos de todos los signos, especialmente aquellos que se autocalifican de progresistas o de izquierda jugaran un rol más incisivo en la denuncia y en la elaboración de propuestas para cambiar este estado de cosas, pero por eso lado tampoco se observan iniciativas importantes, se produce una esquizofrénica separación entre la propuesta políticos electorales y el futuro de la ciudad, eso explica, también, la falta de sintonía y los escasos niveles de apoyo que encuentran en la ciudadanía.

Valparaíso se cae a pedazos, se muere ante nuestros ojos y como “La crónica de una muerte anunciada” permanecemos impasibles ante un destino al que estamos condenados, sin posibilidad alguna, al parecer, de torcerle la nariz.

 

Edgar Guíñez M.

Comunicador Autodidacta

Director SICNoticias.cl

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