DOCUMENTO: Apuntes para el diálogo: transición neoliberal, carácter del período y estrategia de ruptura institucional de masas y refundación democrática, por Carlos Lafferte.

El Presente documento que presentamos, en exclusiva, titulado  apuntes para el diálogo: transición neoliberal, carácter del período y  estrategia de ruptura institucional de masas y refundación democrática, redactado por el Sociólogo y Sicólogo Social Carlos Lafferte fue presentado,para la discusión,en la Escuela Latinoamericana de Formación Política Comandante Hugo Chavez Frías, realizada en Tirua entre el 22 de enero y el 1 de febrero de 2014.

Esta escuela, que fue organizada por el Capítulo Concepción del ALBA de los Movimientos Sociales y a ella asistieron además de participantes chilenos de distintos colectivos y orgánicas de izquierda libertaria y de intención revolucionaria,delegaciones de Argentina, Brasil, Paraguay, Perú y Bolivia de orientación antineoliberal y anticapitalista.

A continuación ponemos a vuestra consideración el documento : Apuntes para el diálogo: transición neoliberal, carácter del período y  estrategia de ruptura institucional de masas y refundación democrática

PRIMERA PARTE

ACERCA DE LA LLAMADA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA

SEGUNDA PARTE

EL NUEVO PERÍODO DE LA LUCHA DE CLASES EN EL PAÍS

TERCERA PARTE

APUNTES SOBRE DISEÑO Y DEPLIEGUE DE LA ESTRATEGIA INSTITUCIONAL DE MASAS Y REFUNDACIÓN DEMOCRÁTICA.

PARA LUCIANO BÉJAR, FERNANDO HERMOSILLA Y MIS COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS  DEL MIR – DNP , EN RECUERDO Y LUCHA

 ALEXIS RUZ

En la ida al no – trabajo, real o de sentidos, creemos ver en las personas que nos sobrepasan, como en aquellas películas de ciencia ficción que se han dado la tarea de presentarnos el mundo futuro, a tribus de individuos sobrevivientes a la hecatombe de las sociedades negadas por el capital.

Vemos a tribus de solitarios vagabundos onanistas, ciegos y sordos, sin papilas, sin tacto, sin olfato, armados con artefactos arcaicos, en medio de las ruinas y restos de armas y edificios que fueran símbolos de la modernidad destruida.

Van merodeando entre las ruinas polvorientas, años después de la implosión,  en la búsqueda de  la apropiación / exterminación  de lo que sea: otra tribu de individuos, una voz, un cuerpo, un pan, una poesía… en el escenario mismo de la exterminación… en el absurdo feroz de la pérdida de sentido.

La educación, la salud, el patrón estético de mujeres, hombres y niños, nuestra sexualidad, la estructura misma de nuestra sensibilidad… son espacios de consumo y realización de expectativas nunca cumplidas, de prestigio y poder. Siempre hay que hacer más esfuerzos para estar ahí. Y cada esfuerzo desencadena mayores grados de desestructuración, mayor pérdida de sentido de la vida social, mayor represión. Los patrones de consumo que obligan a un deber ser imponen lo virtual, siempre inalcanzable, por sobre la vida material y sensible de las personas. La forma sobre el fondo, la superficie sobre la densidad, presionando al sin sentido, a la desestructuración de cuerpos y de mentes, consumidores exhaustos y necesariamente impotentes.

En medio de una angustia tremenda estamos, hasta creer que somos, aquí en este mundo, en este tiempo, con la sensación de haber sido atrapados… sin salida.

Nos sentimos como observadores de una tragedia que se produce independiente de nosotros, fuera de nosotros… pero que la vivimos días y noches, ni de amor ni de guerra.

Todo parece haber sido escrito y por ello estar escrito… hasta el último capítulo: el de nuestra desaparición. Como personas, como comunidad, como sociedad, como humanidad… El orden, las jerarquías, en el obituario cósmico tampoco tienen sentido.

Nos sentimos en medio de un proceso / sistema, sin centro, que sin embargo asegura tenerlo. Son los cánticos de Sirenas malditas, desorientadas como ballenas que varan y mueren dejándonos enterrados  entre sus cuerpos de soledades. Des – orientándonos más y más cada día / noche, que ya son lo mismo. Otra vez escuchando al amanecer / atardecer, cuya discriminación se siente ya innecesaria, los cánticos del poder: “realidad”, “mercado”, “individuo”, “competencia”, “oferta”, “demanda”, “macro – equilibrios”, “línea base de pobreza”, “equidad”… mientras sentimos que cada vez nos estremecen más los borbotones fríos, desde los cuales se nos va todo lo que pudiéramos conceptuar como vida.  El discurso único contamina todo el aire expulsado de las fauces arcohirientes y alianceras que nos sonríen entre dentelladas de pus y de muerte. El Cóndor quiere más sangre.

Allí donde había trabajo y dignidad han puesto subsidios e indignidad. Allí donde había sujetos han dejado solo objetos, masas de objetos, instintos más básicos en corrales electorales  de su acción…. En todos hay una  sonrisa que, perseguida en su espesor, se cansa luego y, botada y jadeante, entre bufidos  amargos y secos,  denuncia sus andamiajes. Hace evidentes los palos, los cordeles, los papeles y cartulinas parchadas, los trapos variopintos que constituyen su calidad de entramado, de escenografía del dolor profundo. Del dolor de lo que se desarma. Del dolor que no tiene donde ir.

PARTE I

ACERCA DE LA LLAMADA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA.

UN PRIMER ACERCAMIENTO

Como se ha sabido posteriormente[1], desde el golpe militar de 1973, y más particularmente entre el año 1975 y 1985, Chile fue constituido por la reacción mundial y el imperialismo en el espacio experimental que permitió probar, construir desarrollar y masificar a otras zonas del mundo, el modelo capitalista neoliberal. Establecido éste como fase superior de la reproducción mundial del sistema, en un contexto social e histórico de globalización hegemonizada por las transnacionales.

Las fuentes estratégicas  de este experimento psicosocial a gran escala se establecieron desde los trabajos del psiquiatra estadounidense Ewen Cameron, llamados de la tabula rasa, de la Universidad de Mc. Hill, en los años 50, y desde la Teoría llamada neoliberal, siendo esencialmente neoconservadora, del economista Milton Friedman, de la Universidad de Chicago.

La teoría psiquiátrica de la tabula rasa, de Cameron, sostenía la posibilidad  intervenir a una persona que se considerase sufría una psicopatología, de forma tal que su mente regresara a su estado inicial, a su más temprana infancia, estado en el que no estuvieran grabadas en ella ninguna de las sensaciones, percepciones, actitudes y conductas que pudieran haber causado la patología mental que se tratase. Llevada una persona a ese punto, el psiquiatra, actuando como figura paternal, podía regrabar en la mente “vacía” aquellas sensaciones, percepciones, actitudes y conductas esperadas socialmente.

Para iniciar el proceso de regresión había que combinar altas cantidades de aplicación de electroshock con altas dosis de psicofármacos y con la deprivación sensorial máxima de la persona, para luego someterlo a una sobre – estimulación sensorial, hasta lograr el punto de shock psicosocial agudo, para después intervenir de la manera “reparatoria” antes señalada.

La teoría neoconservadora de Milton Friedman, centrada  en “una trinidad política: la eliminación del rol público del Estado, la absoluta libertad de movimientos de las empresas (y los capitales) y un gasto social prácticamente nulo”[2] (o la privatización o externalización del gasto social), requerían como condición necesaria la creación de condiciones políticas y sociales que permitieran su realización como un solo  proceso, de manera profunda y en breve tiempo. Se trataba de una idea de política económica asumida necesariamente como shock agudo, la que se asociaba directamente a la idea de ruptura institucional, de golpe de estado y de dictadura militar  y, en tal marco,  de rupturas incesantes de toda base material, intelectual y sensible que soportara al sistema que se intervenía.

Hacia los años ’70, La crisis del capitalismo desarrollista y su patrón de acumulación generaban las condiciones objetivas para un cambio revolucionario, pero del mismo modo, en su no resolución revolucionaria, también las condiciones para la intervención contrarrevolucionaria.

En el caso de Chile esta segunda perspectiva significaría un proceso refundacional del capitalismo periférico y dependiente, que operaría finalmente desde la Estrategia del Shock, reinstalando las condiciones económicas, políticas, sociales y más ampliamente psicosociales del Capitalismo Neoliberal en Chile.

El modelo neoconservador de Friedman y la Escuela de Economía de la Universidad Chicago se aplicaba en las condiciones experimentales que ofrecía el Chile de la dictadura militar.

La dictadura militar fue el instrumento de dichas transformaciones, desde la llamada estrategia de shock, en integración e interdependencia de sus componentes psicosociales y económicos, actuando apoyada en el sector burgués mayormente ligado al capital monopólico financiero y en las representaciones políticas de este, identificadas en el PN, el naciente gremialismo producido desde la Universidad de Chicago en la Universidad Católica de Chile, y en sectores mayoritarios de la Democracia Cristiana, incluidos Frei y  Aylwin, entre muchos otros, y bajo la asesoría directa de Milton Friedman.

UN SEGUNDO ACERCAMIENTO: COMPRENDIENDO LA REFUNDACIÓN DEL CAPITALISMO NEOLIBERAL Y SU TRANSICIÓN DESDE LA DOMINACIÓN MILITAR A LA DOMINACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA. USOS DE NAOMI KLEIN

La tortura como metáfora[3]

“De Chile a Irak, la tortura ha sido el socio silencioso de la cruzada por la libertad del mercado global. Pero la tortura es más que una herramienta empleada para imponer reglas no deseadas a una población rebelde. También es una metáfora de la lógica subyacente en la doctrina del shock”.

“La tortura, o por utilizar el lenguaje de la CIA, los «interrogatorios coercitivos», es un conjunto de técnicas diseñado para colocar al prisionero en un estado de profunda desorientación y shock, con el fin de obligarlo a hacer concesiones contra su voluntad. La lógica que anima el método se describe en dos manuales de la CIA que fueron desclasificados a finales de la década de 1990. En ellos se explica que la forma adecuada para quebrar «las fuentes que se resisten a cooperar » consiste en crear una ruptura violenta entre los prisioneros y su capacidad para explicarse y entender el mundo que les rodea. “

“Primero, se priva de cualquier alimentación de los sentidos (con capuchas, tapones para los oídos, cadenas y aislamiento total), luego el cuerpo es bombardeado con una estimulación arrolladora (luces estroboscópicas, música a toda potencia, palizas y descargas eléctricas). En esta etapa se «prepara el terreno» y el objetivo es provocar una especie de huracán mental: los prisioneros caen en un estado de regresión y de terror tal que no pueden pensar racionalmente ni proteger sus intereses. En ese estado de shock, la mayoría de los prisioneros entregan a sus interrogadores todo lo que éstos desean: información, confesiones de culpabilidad, la renuncia a sus anteriores creencias”.

“Uno de los manuales de la CIA ofrece una explicación particularmente sucinta: «Se produce un intervalo, que puede ser extremadamente breve, de animación suspendida, una especie de shock o parálisis psicológica. Esto se debe a una experiencia traumática o sub – traumática que hace estallar, por así decirlo, el mundo que al individuo le es familiar, así como su propia imagen dentro de ese mundo: su sí mismo social. Los interrogadores experimentados saben reconocer ese momento de ruptura y saben también que en ese intervalo la fuente se mostrará más abierta a las sugerencias, y es más probable que coopere que durante la etapa anterior al shock»”.

“La doctrina del shock reproduce este proceso paso a paso, en su intento de lograr a escala masiva lo que la tortura obtiene de un individuo en la sala de interrogatorios. Se genera colectivamente  una tabula rasa, una verdadera «página en blanco» sobre la cual un nuevo ejército de especialistas se dispuso rápidamente a escribir las palabras más nuevas y más hermosas, sobre el tapiz receptivo  de nuestra conciencia postraumática”.

“Así funciona la doctrina del shock: el desastre original —llámese golpe, ataque terrorista, colapso del mercado, guerra, tsunami o huracán— lleva a la población de un país a un estado de shock colectivo. Las bombas, los estallidos de terror, los vientos ululantes preparan el terreno para quebrar la voluntad de las sociedades, tanto como la música a toda potencia y las lluvias de golpes someten a los prisioneros en sus celdas”.

“Como el aterrorizado preso que confiesa los nombres de sus camaradas y reniega de su fe, las sociedades en estado de shock a menudo renuncian a valores que de otro modo defenderían con entereza”. 

LA DOCTRINA DEL SHOCK DESDE LOS PROCESOS DE DICTADURA Y TRANSICIÓN EN CHILE.

Los cambios en el patrón de acumulación como base de las representaciones políticas de la burguesía. El nuevo período.

Desde la perspectiva de los propósitos iniciales de la burguesía monopólica y financiera vinculada al mercado externo, a través de su estrategia de shock, las transformaciones en la formación social debían llegar a redefinir sus estructuras económica, política y social, hasta conseguir las condiciones de su reproducción general, sobre la base de cambios profundos en la conciencia colectiva y hasta en la cultura de las personas.

Se sugiere que las profundas transformaciones necesarias a la refundación del capitalismo neoliberal en Chile se materializaron desde la dictadura militar en la estructura económica y en la estructura político institucional del país, dejando procesos inacabados los procesos de cambio en la estructura político – social del país y en la subjetividad colectiva de las masas, procesos que requerían de grados de legitimidad que la dictadura no podía cumplir.

Con la dictadura militar, los cambios en la estructura económica se orientaron a la destrucción de toda la infraestructura, de toda la institucionalidad y de todo el sistema de ideas en que se fundaba el modelo desarrollista, de desarrollo interno o cepaliano, restableciendo sobre sus ruinas un pequeño núcleo económico primario exportador, abierto a la inversión transnacional desde ofertas de alta rentabilidad, en base a sectores competitivos o que presentaran ventajas comparativas en el mercado capitalista mundial, apoyado en una ley laboral que cumplía con abaratar de manera extrema el valor de la fuerza de trabajo y,  además, en cierta aplicación de tecnologías, sobre la base de una omnipresente estructuración financiera de la economía.

Desde variados mecanismo de apropiación de la base económica del país, como la privatización a precio burdo de las empresas del área social, de empresas de servicios, el cambio de deuda externa por capital, privatización de fondos previsionales,  en una tendencia firme cambio desde lo productivo a lo financiero, de los ejes del nuevo modelo son controlados desde alianzas y subordinaciones diversas entre sectores de la burguesía y las transnacionales[4].

Entre ellos: la minería (incluido el cobre), la forestal, la pesquera, la fruticultura, así como servicios básicos como la luz, el agua, el teléfono, la educación, la salud, la previsión.

Hacia 1985, estas transformaciones en la estructura económica, la definición de sus ejes exportadores y de las cadenas de servicios para éstos, consiguieron establecer un espacio en el que comenzaron a realizarse los intereses de ganancia del conjunto de la burguesía, quitando así toda base material a las antiguas contradicciones secundarias que se planteaban entre fracciones de la burguesía respecto del patrón de acumulación capitalista y, de la ubicación más o menos ventajosa, de una u otra fracción, con respecto de él.

Las bases objetivas de la unidad política de la burguesía quedaban establecidas, así como también sus menores diferencias respecto del ritmo y profundidad de la refundación capitalista en curso, en relación a la cantidad de Estado y a los mecanismos de control social y su oportunidad, tipo y uso.

El cambio de mirada de esta antigua representación política de la desaparecida fracción burguesa, anteriormente dependiente de la producción para el mercado interno, se hace notorio si se leen los manifiestos que ésta lanzara en marzo  1983 y agosto de 1985.

En el año 1983, en su Manifiesto Democrático, declara:

Nuestra historia republicana no registra una crisis más profunda y prolongada que la que sufre el país. Ella afecta sus bases morales, políticas, sociales y económicas, abarca a todos los sectores de la comunidad, debilita la seguridad de la Nación y agudiza las injusticias y tensiones en su interior.

3. La crisis ha llegado a provocar el colapso del sistema financiero y de los grupos que lo dirigen, que constituía la máxima expresión del modelo en el que el Gobierno basaba su éxito. Quienes ahora lo critican y tratan de corregir mediante tardías, confusas y contradictorias disposiciones no pueden ocultar su responsabilidad en haberlo generado, fomentado y usufructuado durante años.

Desde el comienzo denunciamos el peligro que entrañaba aplicar en nuestro país un modelo económico que no se compadece con nuestra realidad y tiene por objeto imponer un sistema de sociedad contrario a los valores e intereses permanentes de la Nación.

4. Esta crisis financiera que sacudió al país no puede ocultar las pavorosas realidades que la acompañan.

El producto Nacional Bruto cayó en 1982 en más de un 14% respecto al de 1981, en circunstancias que, en promedio, el de América Latina sólo disminuyó en alrededor del 1% y el de Argentina, que afrontó una guerra, se redujo sólo en la mitad. La desocupación, incluido el empleo mínimo, alcanza el 30% de la fuerza laboral, ocasionando más de un millón de chilenos marginados que junto a sus familias están en la desesperación, mientras las remuneraciones reales de los que trabajan han disminuido considerablemente su poder adquisitivo. La inversión ha sido la más baja de los últimos decenios y el producto por persona después de estos nueve años no ha tenido ningún aumento. Entre tanto, la deuda externa ha sobrepasado los 17 mil millones de dólares y su servicio ocupa el 85% del valor de las exportaciones, sin que el Gobierno haya explicado el destino de este inmenso endeudamiento ni se vean las obras en que pudo haberse invertido. Un ambiente de quiebra generalizado dificulta el proceso de renegociación y acrecienta la desconfianza. Desgraciadamente, pocos países en el mundo ofrecen un cuadro más desolador”.

Posteriormente a esta lapidaria observación de la política económica de la dictadura que caracterizaba el inicio de los profundos procesos de transformación de la economía en que se fundaría el modelo neoliberal, en agosto de 1985, construidos los cambios en el patrón de acumulación, señalando un cambio de fase en el modo de producción, cambio no revolucionario, cambio en continuidad, que daba inicio a un nuevo período de la lucha de clases en el país, el discurso esta misma representación política burguesa cambiaba polarmente.

En el año 1985 Agosto a través del Acuerdo Nacional, declaraba:

“La magnitud de los problemas que deberán enfrentarse, a lo menos en lo que resta del siglo, hace urgente que mediante el gran acuerdo nacional que se postula, se logre una tasa de crecimiento elevada y persistente que lleve a niveles más altos de bienestar y equidad, única forma de construir y hacer perdurable una Democracia auténtica, moderna y participativa”.

A través del “Acuerdo Nacional para la Transición a la Plena Democracia”, esta antigua representación política de la burguesía, cuya realización de la ganancia en el anterior período se vinculaba al mercado interno, obvía su radical crítica anterior al modelo económico, expresada en su diagnóstico de estar viviendo una situación caracterizada por…”el peligro que entrañaba aplicar en nuestro país un modelo económico que no se compadece con nuestra realidad y tiene por objeto imponer un sistema de sociedad contrario a los valores e intereses permanentes de la Nación.” 

Más bien, instalada la realización de sus ganancias en el nuevo patrón de acumulación, expone ahora las tareas para mejorar y consolidar lo realizado hasta ese momento en dictadura.

En el año 85 se trata para esta nueva representación política del neoliberalismo de un “gran acuerdo nacional”, que genere un marco de relaciones internacionales diferentes al que se vive en dictadura, que desarrolle iniciativas orientadas a lograr “una tasa de crecimiento elevada y persistente”  que “lleve a niveles más altos” que los que se tienen en dictadura, el “bienestar” y la  “equidad”, como “única forma” de avanzar a una democracia moderna y participativa.

El Cuadro “desolador” de un “modelo económico”  que busca “imponer un sistema de sociedad contrario a los valores e intereses permanentes de la Nación”, denunciado 2 años y 5 meses atrás,  ha desaparecido. 

De modo contrario, su preocupación ahora es como hacer que el modelo del conjunto de la burguesía antes criticado, ya instalado, pueda funcionar, fuera de las limitaciones que implicaba la dictadura militar,  incorporados ya los intereses de sus representados en el nuevo patrón de acumulación.

Sobre este mismo tema, Felipe Portales[5], citando a Boeninger, señala que: “el giro copernicano” del liderazgo de la Concertación, experimentado a fines de los 80, de acuerdo al propio Edgardo Boeninger, los llevó a una “convergencia” con el pensamiento económico de la derecha. Más allá de ello, desde la nueva instalación de la antigua fracción burguesa desarrollista en el patrón de acumulación del capitalismo neoliberal, se hizo necesario que el liderazgo de la Concertación ocultara durante muchos años dicha convergencia, no a sus aliados ex unidad popular que debieron manejarlo, sino , como dice Portales, para no alienar su base centro-izquierdista de sustentación. Así, Boeninger[6] confesó en 1997 que aquella era una

“convergencia que políticamente el conglomerado opositor no estaba en condiciones de reconocer”.

Respondiendo a la duda que genera el que cambios de tal envergadura en la dirección política del proceso de lucha democrática no pudiesen ser reconocidos y denunciados por las masas y sus sectores sociales y políticos más de avezados, la interpretación de esta circunstancia por Boeninger pudiera ser suficiente:

“la incorporación de concepciones económicas más liberales a las propuestas de la Concertación se vio facilitada por la naturaleza del proceso político en dicho período, de carácter notoriamente cupular, limitado a núcleos pequeños de dirigentes – entro ellos los socialistas y ex democratacristianos UP – que actuaban con considerable libertad en un entorno de fuerte respaldo de adherentes y simpatizantes”.

Las consecuencias políticas más inmediatas de esta integración de la antigua fracción burguesa orientada al mercado interno, al patrón de acumulación neoliberal, y la  expresión de este hecho en el discurso y el actuar de sus representaciones políticas, se expresan plenamente en la reformas a la constitución de dictatorial el año 1989.

Aunque para Portales ello resulta inaudito “nunca (ha) sucedido en la historia de la humanidad, que un gobierno regale la mayoría parlamentaria a los sucesores de una dictadura…”, dichas reformas se concluyen claramente de los procesos de consolidación del modelo capitalista neoliberal en Chile, globalizado desde lógicas transnacionales, del mismo modo que de las características que se definían para la dirección de los procesos políticos en el Chile de entonces, según Boeninger … “la naturaleza… cupular” de ellos, “limitado a núcleos pequeños de dirigentes”, los que “actuaban con considerable libertad en un entorno de fuerte respaldo de adherentes y simpatizantes”.

Esto último, agregaríamos, en un contexto psicosocial de adherentes y simpatizantes en  condiciones de shock, quienes solo podían reconocer imágenes (Allende) y palabras (se abrirán las grandes alamedas) de su historia, sin importar el nuevo contexto histórico ni quien las dijera, para desde ellas sentir que el gran torturador y sus representantes más cercanos saldrían por fin de su vida cotidiana.

En lo medular la significación de dicha reforma constitucional para Portales equivale al “… regalo de la mayoría parlamentaria simple que iba a tener el gobierno de Aylwin!, regalo efectuado a través del acuerdo de reformas constitucionales plebiscitado en 1989. En efecto, de acuerdo a los términos originales de la Constitución del 80 (Arts. 65 y 68) –y pensando que Pinochet sería ratificado como presidente en el plebiscito de 1988 y que la derecha continuaría con su histórica minoría electoral, cercana al 30% – el futuro gobierno tendría mayoría parlamentaria simple en el Congreso, si alcanzaba a tener mayoría absoluta en una cámara y un tercio en la otra. Así, con el sistema binominal más los 9 senadores designados, Pinochet habría alcanzado mayoría en el Senado. Y el mismo sistema binominal le habría asegurado con creces un tercio en la Cámara de Diputados.

Pero la derrota de Pinochet hizo que dicho prospecto le fuera favorable al inminente presidente Aylwin y la Concertación. Esta habría logrado con seguridad mayoría absoluta en la Cámara y el tercio en el Senado pese al sistema binominal y los senadores designados.

Es decir, si la Constitución de 1980 hubiese quedado intacta, la Concertación no solo habría elegido presidente de la República, sino que además habría tenido las mayorías parlamentarias suficientes para modificar gran parte del sistema económico-social impuesto por la dictadura (además del decreto-ley de autoamnistía), debido al “error” de haberlo dejado establecido fundamentalmente a través de leyes simples.”

¿Por qué  ello fue posible?

Para garantizar la proyección de la obra refundacional de la dictadura, la fracción burguesa antes dedicada al mercado interno y ya inserta en el nuevo patrón de acumulación del modelo neoliberal, y posicionada como su nueva representación política, debía garantizar el máximo de estabilidad al sistema político hasta y desde su instalación a la cabeza del Estado. Y ello era lo que claramente quedaría en cuestión, si las reformas constitucionales de 1989 se realizaban en un clima confrontacional o si, no realizadas éstas, la Concertación y sus agregados ganaba una mayoría absoluta en el nuevo Parlamento post dictatorial.

En ambas situaciones la movilización de las masas, subordinadas pero no acalladas,  hubiera presionado en el sentido de democratizar plenamente la sociedad. Aún utilizando el instrumental político institucional diseñado por la dictadura, se propondrían contradicciones económicas, políticas, sociales imposibles de asumir por esta nueva representación política del neoliberalismo, las que impregnarían los procesos de recambio de representaciones políticas del neoliberalismo de altos grados de inestabilidad.

Entonces “sucedió lo inaudito”. En el año 1989 se realizaron secretas negociaciones, avaladas por limitados “núcleos  pequeños de dirigentes” actuando con autonomía de las masas y clara dependencia del imperio, dada la “naturaleza cupular” de la dirección de los procesos políticos, en las que  se concordaron las reformas constitucionales entre la Concertación y Pinochet.

“Su resultado fue el acuerdo de un ‘paquete’ de 54 reformas –la gran mayoría liberalizadoras, aunque ninguna eliminaba los más trascendentes dispositivos autoritarios de aquélla,  que se plebiscitó en julio de ese año. Y una de ellas (¡que fue y es totalmente desconocida por la generalidad de los chilenos, en virtud del eficaz manto de silencio que se ha tendido sobre ella!) incluyó nada menos que el regalo de la futura mayoría parlamentaria de la Concertación a la derecha, al acordarse de que para tener mayoría parlamentaria simple se requeriría la mayoría absoluta en ambas cámaras.[7]

De ese modo, a partir de 1990, consolidados los cambios en la estructura económica y política durante la dictadura, con el recambio de la representación política del neoliberalismo, asumida ya ésta por la Concertación y sus agregados,  se inicia  una nueva fase de optimizaciones del modelo económico y un nuevo proceso de cambios políticos, sociales y culturales, esta vez orientados a la validación y legitimación social y política del modelo neoliberal en la sociedad chilena.

Antes de avanzar sobre ellos, favorece a la comprensión de los procesos hasta ahora expuestos, el leer las opiniones de destacados líderes de la Concertación acerca de su identificación convenientemente tardía con dichos cambios, así como de la  relevancia histórica que le atribuyen.

El discurso de la representación política de la fracción burguesa antiguamente vinculada al mercado interno, ahora ya plenamente instalada en el nuevo patrón de acumulación del capitalismo neoliberal y propuesta como su representación óptima, es reconocido y ensalzado por los productores de discursos en el foro económico y político de Chile y de América: se trata de otro producto exportable, con evidentes ventajas comparativas: el modelo de transición política desde el aplastamiento de procesos democrático – populares y sus modelo desarrollistas, al neoliberalismo, desde la democracia representativa a la democracia limitada, no solo en la periferia sino también en el centro del capitalismo mundial.

Alejandro Foxley, Ministro de Hacienda muy notable de la Concertación, ha expresado que

“Pinochet… realizó una transformación sobre todo en la economía chilena, la más importante que ha habido en este siglo… Hay que reconocer su capacidad visionaria… de que había que abrir la economía al mundo, descentralizar, desregular, etc. Esa es una contribución histórica que va perdurar por muchas décadas en Chile (y que) ha pasado el test de lo que significa hacer historia, pues terminó cambiando el modo de vida de todos los chilenos, para bien, no para mal. Eso es lo que yo creo, y eso sitúa a Pinochet en la historia de Chile en un alto lugar”.[8]

César Barros que calificó a Lagos como “el mejor Presidente de derecha de todos los tiempos” de nuestro país y lo comparó con el hijo pródigo de la parábola evangélica.[9]

Por otro lado, consultado Oscar Godoy si observaba un desconcierto en la derecha por “la capacidad que tuvo la Concertación de apropiarse del modelo económico” de la derecha, respondió: “Sí. Y creo que eso debería ser un motivo de gran alegría, porque es la satisfacción que le produce a un creyente la conversión del otro. Por eso tengo tantos amigos en la Concertación; en mi tiempo éramos antagonistas y verlos ahora pensar como liberales, comprometidos en un proyecto de desarrollo de una construcción económica liberal, a mí me satisface mucho”.[10]

Y Arnold Harberger, uno de los principales artífices de la escuela de economistas de Chicago, señaló respecto de una intervención de Ricardo Lagos en un seminario en Colombia luego de dejar la presidencia, que

“su discurso podría haber sido presentado por un profesor de economía del gran período de la Universidad de Chicago. El es economista y explicó las cosas con nuestras mismas palabras”.[11]

LOS CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA POLÍTICO – INSTITUCIONAL DEL ESTADO. HACIA EL ESTADO DEL NEOLIBERALISMO.

Junto con los cambios en la estructura económica y el impacto de esta en ordenamiento de las clases y las representaciones políticas de las clases, se avanzó en los cambios en la estructura político – institucional, del Estado.

Con desarrollos anteriores al año 1985, estos cambios en la estructura política, se profundizarán y se legitimarán en la conciencia de las masas durante el proceso que fue llamado “transición a la democracia”.

En sus comienzos, con estos cambios se destruyeron los fundamentos del Estado republicano, se crearon  y o agiornaron instituciones controladoras de otros poderes del Estado y, principalmente, aquellas que impedían el ejercicio pleno de la ciudadanía popular. Se destruyeron los fundamentos del Estado de Compromiso y sus expresiones en la educación, salud, la previsión, la vivienda y los servicios públicos básicos. Se limitó el derecho a organización social, política y representación sindical, se buscó el aniquilamiento de los partidos políticos populares y revolucionarios, limitando las nuevas versiones de éstos, sus discursos y acciones a los límites permitidos por la estabilidad del modelo. Se destruyó el sistema político electoral de representatividad proporcional suplantándolo por uno estrictamente binominal, asegurando además la representación de las diferencias menores en torno al modelo, a través del cambio de los distritos y circunscripciones electorales.

Sobre sus ruinas se fundó el estado subsidiario, des – responsabilizado de la educación, la salud, la previsión y los servicios básicos, de carácter fuertemente elitista, cerrado a las decisiones del pueblo soberano y  dotado de amplias capacidades para imponer y mantenerla seguridad y el orden público que exigían los cambios impuestos en la economía.

Todos estos cambios en el Estado se aseguraron en su mantención futura desde construcciones constitucionales, orgánico – constitucionales, legales y jurídicas, consecuentes con dicho propósito.

Es posible sugerir como tesis que estos dos grandes ejes de transformaciones estructurales de la sociedad chilena –  el de las transformaciones económicas y el de las transformaciones políticas –  estaban cumplidos hacia mediados de 1980, constituyéndose en la base de los acuerdos políticos de las representaciones políticas del capitalismo neoliberal y de su discurso de recambio, llamado de transición.

Sin embargo, del mismo modo, es posible afirmar que había dos grandes ejes de acción política en los que el avance refundacional del capitalismo neoliberal mostraba mínimos avances. Estos se relacionaban con el orden público y el control social y, respecto de éstos, la nueva representación política del capitalismo neoliberal, la Concertación, por sus vínculos de masas a través de los antiguos partidos obreros y populares cooptados, y por los que estos mantenían desde su vinculación a la lucha antidictatorial con las masas, ofrecía al el imperio y las transnacionales, ventajas comparativas inmejorables, en relación a las que representaba la dictadura.

La idea dominante en el debate burgués hacia la transición exponía que el mayor impulso de los cambios logrados en la economía, así como la legitimidad de la nueva institucionalidad político – constitucional, político – jurídica y político – legal, establecidos como necesarios para alcanzar y estabilizar las condiciones de reproducción general del modelo neoliberal, exigían el desarrollo de dos procesos de transformaciones que el instrumento dictadura militar, sobre la base de su desgaste político y de la expresión no aplacada de resistencia y lucha popular,  ya no podría cumplir: De un lado,  asegurar el cambio en el carácter de clase del movimiento de masas operando transformaciones que permitieran validar y legitimar el modelo neoliberal de democracia limitada en las masas populares y sus organizaciones sociales y políticas y, de otro, profundizar y moderar transformaciones que operarían en la conciencia colectiva de las masas en el sentido de sobreponer lo individual a lo colectivo, lo propio sobre lo nuestro, produciendo el reino del individuo egoísta, competitivo, sin historia, que la política de shock psicosocial agudo pretendía fuertemente, como sostén sociocultural del nuevo modelo de sociedad.

En estos dos objetivos la dictadura no había podido sostener avances mínimamente significativos y su no logro amenazaba todo lo realizado como representación del conjunto de la burguesía.

La huelga de Panal en el año 1980 y las primeras y cada vez más crecientes y combativas jornadas de resistencia y protesta popular, que se extendieron hasta 1986, ponían en evidencia que el cuerpo y la mente mutilados de la sociedad chilena no respondía al experimento. Después de más de una década de electroshock, psicofármacos y deprivación sensorial en tanto realidades individuales vivenciadas y en tanto metáfora respecto de las condiciones de vida y lucha de un pueblo, aún la perspectiva de ampliación de la lucha por el derrocamiento de la dictadura se representaba con gran fuerza.  Esta situación evidenciaba el éxito parcial de la estrategia del shock en las condiciones del Chile de la dictadura y su experimento neoliberal.

En este contexto, hacia 1985,  estas dos principales líneas de refundación del capitalismo transnacional en la periferia del sistema mundial globalizado aún no eran alcanzadas, poniendo en riesgo la totalidad de transformaciones económicas y político institucionales operadas con la dictadura.

En la primera de ellas no se lograba contener y controlar el rearme y despliegue de las masas populares tras sus reivindicaciones económicas, político – democráticas, laborales, de derechos humanos, de vivienda, de salud, de educación, de previsión, todas las que se ligaban al instrumento de la Protesta Nacional y al objetivo de la Asamblea Constituyente, por sobre la constitución del 80, que para la burguesía significaba la base de todo el proceso de refundación en curso.

Sin embargo, aquellas tendencias de las masas no tenían soporte suficiente para su desarrollo en la izquierda extra – concertación.

Desde el PC, así como también desde sectores mayoritarios de lo que serían las direcciones del MIR, se desarrollaba una política que asentaba las expectativas de la lucha democrática en la agudeza de las contradicciones que le seguían asignando a los procesos de tensión – negociación interburguesa y en la  potencialidad democrática que creían reconocer en la antigua representación política del capitalismo desarrollista, para entonces ya instalada materialmente, fusionada como clase, en el nuevo patrón de acumulación.

Estas organizaciones de izquierda afirmaban, de manera  infundada y errónea, que en las alianzas subordinadas con la nueva representación política del neoliberalismo, el rumbo de la lucha político – social hacia el derrocamiento de la dictadura y  la refundación democrática de la sociedad chilena, a partir de un gobierno provisional y una asamblea constituyente, se hacían claramente posibles.

Un documento del MIR, de fecha 19 de Junio de 1983, llamado “El MIR ante la Coyuntura Política” refleja con claridad el error que se señala. En dicho texto, después de establecer que se ha abierto una “crisis del régimen dictatorial”, y de advertir que  “oscuras fuerzas antipopulares, entre las que se encuentra la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica”…  “pretenden adelantarse a las masas populares” para imponer una “recambio en la cúpula del gobierno militar” y burlar la lucha de las masas, en el segundo párrafo del Nº 2, al referirse a la “amplia base de apoyo de un gobierno provisional”, gobierno que a inicios del párrafo uno describe como “democrático, popular, revolucionario y nacional”, identifica a las clases que conformarían dicha base de apoyo: “Tanto el proletariado como la pequeña y mediana burguesía, así como sectores de la burguesía no – monopólica”. (¿?)

Respecto del reformismo histórico, el PC, el hecho no resulta novedoso. Su error en la valoración de la lucha democrática y los sujetos sociales y políticos capaces de encarnarla, es de vieja data. Se  resumía en la alianza de las cuatro clases, nacida desde la Tercera Internacional, y desde ésta su política antidictatorial es plenamente coherente con ésta, su matriz teórica. La burguesía nacional, anti – oligárquica, anti – monopólica –  anti – imperialista, reclamada en su modelo teórico de revolución por etapas, parece encarnarse con fuerza, desde su observación del debate interburgués.

Respecto del MIR, aún bajo una sola orgánica a la fecha de la declaración que se cita, este error viene a significar una ruptura histórica con la matriz teórica desde el que éste se fundara en 1965, y que tuviera en la teoría de la dependencia un soporte fundamental.

La falta del análisis de la base material del capitalismo y sus procesos de cambio no – revolucionarios, del patrón de acumulación como sustento objetivo de las representaciones políticas de la burguesía y del alcance, potencialidad y límites de sus contradicciones que se representa entonces, es ajena  a la actitud de trabajo sistemático y riguroso que el MIR demostró en toda su historia a este respecto, hasta mediados de los 70. Hay aquí un quiebre profundo de la matriz teórica del MIR, el que lo expondrá a su aguda crisis y fragmentación ante la forma de anomalía con que se le representarán los procesos de validación del recambio de la representación neoliberal, a través del plebiscito de 1988 y de las elecciones presidenciales y los gobiernos posteriores de la Concertación.

Todo ello aún cuando desde el Manifiesto Democrático del 83 a la Alianza Democrática del 85, los propósitos de dicha representación política neoliberal de recambio burgués ya se mostraban en creciente sintonía con el modelo económico y con las tareas inconclusas que la dictadura dejaba respecto de la refundación neoliberal del capitalismo en Chile.

La tarea pendiente de las representaciones burguesas del neoliberalismo, Dictadura y Alianza Democrática,  hacia 1985 se centraba en lograr el control político de las masas populares sobre la base de la imposición de un discurso y una plataforma democrática limitada, usando el recurso postraumático de la amenaza de la dictadura militar, identificándola con el pinochetismo (Dictadura – Democracia; Pinochetismo – Democracia), y el logro de la fragmentación y el desarme de la izquierda y los revolucionarios. De ello dependía mantener el orden público y las condiciones políticas que permitieran la realización plena del modelo económico, desde las masivas inversiones de capital transnacional ya convenidas con éste.

Para lograr esos objetivos se avanzó a través de la instalación de lo que se vendrá constituyendo, hacia fines de los 80, como un verdadero ejército de ONG’s, financiados por fundaciones (Ford, Friederich Ebert, Konrad Adenauer, entre otras) ligadas al imperio, a las transnacionales y a los aliados políticos de la nueva representación política del neoliberalismo.

Con ellas se cooptarán a cuantiosos miembros de los comités centrales,  cuadros medios superiores y activistas de las orgánicas de la Concertación, pero también y especialmente  de aquellos partidos más alejadas de las alianzas por arriba. Se iniciaba así, a través de estos cuadros,  un proceso de  cooptación de las dirigencias sociales más combativas, desarticulando las organizaciones sociales populares que sostenían la lucha autónoma de las masas por sus reivindicaciones asociadas al objetivo democrático. La tarea era disciplinarlas para que aprendieran a representar  sus demandas, como individuos, reconociendo las limitaciones de la economía o del sistema político para resolverlas en breve tiempo. Shock traumático mediante, el discurso se legitima y amplía en las direcciones del PC y los sectores de dirección miristas que  terminan en la representación neoliberal concertacionista. Este dice que se debe cuidar al nuevo gobierno ante la amenaza asesina del pinochetismo. Con todo, ésta tarea será abordada masiva y profundamente, como política de Estado, a partir de 1990.

En el plano de la conciencia colectiva, de las ideas y de la cultura que soportaría al neoliberalismo, las tareas pendientes para conseguir las condiciones de reproducción general del modelo, se relacionaban con instalar como personalidad social eje, al individuo egoísta, competitivo, asertivo, con liderazgo como único medio de éxito. El que se iría constituyendo desde su propia actuación en el mercado  y  cuyo éxito se corporeizaría en el consumo.

Los procesos de transformaciones en estos órdenes de la realidad social se orientaban a inutilizar la riqueza y  profundidad de su ser social, constituido desde mediados del 1800, de su conciencia histórica, de la estructura de su sensibilidad y del sentido de su vida: se trataba de ridiculizar la complejidad, la profundidad, la densidad  de la vida social,  para instalar en ese espacio de vacíos lo vacío: las superficies, los brillos, lo perecible, lo simple, lo efímero, como otra mercancía.  Las organizaciones de pobladores sin casa, de deudores, ollas comunes, entre otros, podían organizar sus demandas, pero las representaciones de éstas y sus soluciones se daría en orden, de acuerdo a  cada caso, de individuo en individuo.

La tarea pendiente de las representaciones políticas del neoliberalismo se referían aquí entonces a las más trascendentes transformaciones socioculturales: del ser colectivo a lo individual y  del ciudadano al consumidor, transformado a su vez en objeto de consumo, considerando como tales su fuerza de trabajo, su cesantía, su pobreza, su cuerpo y las formas de su cuerpo, su sexualidad, su depresión, sus fugas, su salud, sus sueños.

EL MOVIMIENTO DE CONSOLIDACIÓN DE LA NUEVA REPRESENTACIÓN POLÍTICA DEL NEOLIBERALISMO

Entre 1985 y 1989, con un modelo económico estructuralmente establecido y con una institucionalidad política  en funcionamiento y negociación, consensuada por arriba y aceptada por abajo,  se articularon todas las fuerzas y todos los esfuerzos de la burguesía y sus representaciones políticas neoliberales, de dictadura y de oposición, para completar las transformaciones en el orden político social y en la conciencia histórica del sujeto social popular para  concluir  plenamente el  experimento neoliberal.

A través de las acciones del hombre de EUA en Chile, el DC Gabriel Valdés,  de la DC europea y sus fundaciones más fuertes, la Konrad Adenauer; de la Social Democracia Europea, con el constitucionalista Sanhueza y el grupo de los 24, y el apoyo de la Fundación Friederich Ebert; del rol de los viejos militantes y dirigentes ex – DC, luego ex – Mapu, ex – IC y posteriormente socialistas y de los antiguos socialistas, acogidos y llamados a la renovación desde la socialdemocracia alemana y española; las conversaciones entre ambas representaciones neoliberales en los llamados “diálogos con Jarpa”, con el apoyo activo de la jerarquía eclesiástica; el intento fracasado de ajusticiar a Pinochet;  la intervención de la CIA en la detección de los arsenales populares de Carrizal Bajo; las negociaciones y acuerdos, hacia las aceptación de las vías constitucionales para realizar el cambio en la representación política del neoliberalismo e iniciar sus procesos de legitimación social y política, en medio de una continua y profunda represión contra sectores de punta de las masas y sus organizaciones, así como hacia los sectores revolucionarios de las organizaciones de izquierda; los errores de la izquierda revolucionaria y particularmente del MIR, en medio de la constante representación de la alternativa Pinochetismo – Democracia como recurso post traumático;  la realización del Plebiscito; el triunfo de la nueva representación política del neoliberalismo;  las reformas a la constitución política el 89; los acuerdos secretos entre altos dirigentes de la DC y organizaciones de la antigua izquierda, principalmente el PS, con sectores importantes de las direcciones del MIR, para comprometer la liberación de presos políticos a cambio de infiltración de organizaciones revolucionarias y la entrega de información interna de inteligencia de los partidos y sus cuadros militares al gobierno que asumiría, y su Oficina; el posterior paso de dirigentes y militantes renegados de la IR y otros a puestos del gobierno central y de gobiernos locales; el freno a las ofensivas populares; la división del movimiento popular y el cambio de carácter de clase del movimiento de masas, bajo la dirección política del neoliberalismo; los procesos de reidentificación neoliberal del PS, El PR y el PPD; la  fragmentación de la izquierda fuera de la concertación, particularmente el MIR, más también al PC y el FPMR; constituyeron toda una secuencia de hechos que dotaron de gran estabilidad al contexto social y político en el cual se desarrollarían los procesos de consolidación económica y legitimación social y política del modelo neoliberal en manos de su nueva representación política, de su Estado y sus formas de enfrentar la relación con las reivindicaciones democráticas, económicas, políticas y de derechos humanos de las masas populares, legitimadas en 17 años de lucha antidictatorial.

La transición que se iniciaba no era hacia la democracia sino hacia el objetivo de completar las tareas estratégicas del experimento neoliberal en Chile, superando en este sentido las debilidades estratégicas que para tal fin mostraba la representación neoliberal establecida en la dictadura militar.

Se trataba de avanzar hacia las mejores condiciones de validación y legitimación social y política del modelo neoliberal en Chile, y de su reproducción en el largo plazo. Definitivamente no hacia la democracia.

EL PUNTO CRÍTICO EN EL USO DE LA ESTRATEGIA DEL SHOCK: LOS INTERROGADORES EXPERIMENTADOS SABEN RECONOCER ESE MOMENTO DE QUIEBRE…

La Concertación y sus aliados imperiales y transnacionales, como expertos interrogadores, supieron percibir el momento del quiebre del movimiento popular y sus organizaciones políticas y revolucionarias, exacerbada por la caída del bloque soviético. Supieron generar colectivamente  una tabula rasa, una verdadera «página en blanco» sobre la cual un nuevo ejército de comunicólogos especialistas se dio a la tarea de re – grabar las nuevas palabras de la “vida neoliberal”, sobre el tapiz receptivo  de nuestra conciencia colectiva postraumática.  A lo largo de sus gobiernos irán grabando allí los elementos de la nueva subjetividad esperada.

Chile, la alegría ya viene. Pinochetismo (el trauma) o democracia (la democracia del neoliberalismo). Tú decides, tú sólo, en una urna, con sólo un lápiz  y un pape (no con luchas de masas). Avanzar sobre la base de consensos. Hay cambios que podrían re alentar al pinochetismo. Cambios en la constitución, en la salud, en la previsión, en la educación, en lo laboral, pueden hacer volver a los golpistas. La justicia y todo en la medida de lo posible. Quienes luchan por sus derechos el hacen el juego al pinochetismo. Hay que cuidar a los gobiernos de la Concertación. Hay que elegir a los gobiernos de la Concertación. Hay que votar por los candidatos concertacionistas para impedir la vuelta del pinochetismo, para doblar al pinochetismo. El mercado es el mejor asignador de recursos. El Estado dilapida. Cuidar la inversión extranjera. No subir los salarios pues se baja la rentabilidad de la inversión quitándonos competitividad, además se baja el empleo. Mantener los equilibrios macroeconómicos. Hay que ser eficaz, eficiente, tener impacto. Mantener un bajo riesgo país. Manejar el superávit estructural. El individuo competitivo como motor de la libertad. El Estado solo puede subsidiar los esfuerzos individuales, no la representación colectiva de derechos. Cada uno es distinto y eso debe ser respetado. Cada uno tiene la libertad de de elegir que educación, que salud, que vivienda quiere. Fueron  individuos o grupos y no las FFAA las responsables de violaciones a los derechos humanos. Las FFAA somos todos los chilenos. Los hijos de pobres pueden ser voluntarios del Servicio Militar, aprenderán un oficio, una profesión. La vida militar es entretenida, con Pelotón todos podemos jugar a ser militares y envolvernos en sus delgadas superficies. Todos tuvimos culpa en el golpe militar, ahora es exigente no perder nunca los equilibrios (que impone el neoliberalismo). Todo en la medida de lo posible… (de acuerdo a las condiciones de reproducción general del modelo neoliberal.)

Con la nueva representación política  del neoliberalismo a la cabeza del estado de la burguesía, la Estrategia del Shock retoma aquellos procesos de transformación imposibles de asumir exitosamente desde la forma de representación de dictadura militar y los realiza plenamente. Este proceso se hace posible desde la profunda derrota política, militar y teórica de la izquierda, los revolucionarios, del cambio de carácter de clase del movimiento de masas, a partir de fines de 1987  y de la derrota del movimiento popular clasista construido a lo largo de un período histórico de alrededor de 100 años.

Desde 1987 en adelante, derrotado el pueblo y sus organizaciones revolucionarias, y con el beneplácito de la “izquierda” subordinada a la convocatoria plebiscitaria del “No” y luego presidencial, se avanza consistentemente en el control político de las masas populares, se les impone un discurso y una plataforma de reivindicaciones sociales, económicas, políticas y de derechos humanos, limitada a los estrechos márgenes que permitía el modelo.

El uso permanente de la amenaza de la dictadura militar, cuando ella era objetivamente inútil y políticamente insostenible, produce una subjetividad social de base traumática que generará, hasta nuestros días, una fuerte identidad y dependencia de amplios sectores de las masas,  y de no pocos cuadros políticos de la izquierda, con los gobiernos de la concertación, la que buscará ser reproducida en cada elección, a través de las cuales las representaciones políticas del neoliberalismo buscan mejores espacios de alianzas y de uso del poder.

Bajo la presión del ejército de comunicólogos la memoria histórica, mediada por el trauma, no logra percepciones y diferenciaciones lúcidas sobre la realidad político – social.  Por un tiempo, la contradicción insalvable entre nombrarse “demócrata”, y más tarde “socialista”, y de ser a la vez  neoliberal pasará perfectamente desapercibida para las masas. Gobiernos que incluye a socialistas y gobiernos de socialistas, no digamos democristianos, representarán y realizarán desde el Estado las tareas que permitirán la consolidación y el desarrollo del modelo del capitalismo neoliberal, pero esa contradicción tampoco será advertida por las masas. Tampoco por la “izquierda”.

La Alianza “histórica” PC – PS será buscada cada vez como si se estuviera en los años 60. El gobierno de la presidenta neoliberal Bachelet, que reprime al pueblo mapuche, militariza dos regiones del país, encarcela y aplica ley antiterrorista, que conduce un amplio y masivo proceso de re – legitimación de las FFAA y su rol en el nuevo Estado neoliberal, como ningún otro presidente concertacionista, que favorece la educación y salud privadas en detrimento radical de la lo público, seguirá siendo nombrada “socialista”, junto a su edecán Escalona y su Gap Schilling. Y para el pueblo y sectores de la izquierda, dichas contradicciones tampoco serán advertidas. Como así tampoco será advertida esta contradicción por aquella izquierda extraparlamentaria, que quiere ser parlamentaria,  y que desarrolla y construye diálogos y acuerdos con el “Partido Socialista”  y el “Gobierno Socialista” y la “Presidenta Socialista” que, en efecto, constituyen la representación política del modelo neoliberal en el estado de la burguesía, de la democracia, las libertades y los sentidos restringidos. El medio de comunicación históricamente relacionado con el MIR, Punto Final, representará a este respecto los mismos errores y confusiones del PC. El Gobierno de Bachelet será portada de esperanza en la presidenta socialista.

Aún para sectores importantes de las masas, para PF y para el PC esa diferencia no existirá: la representación neoliberal establecida en parte desde la llamada renovación socialista, así como los renovados de esa renovación, como el llamado “sobrino” Ominami, podrán  presentarse como parte de los  avances hacia la democratización de la sociedad, de alianzas electorales  para impedir que ganen candidatos “pinochetistas”, o candidatos de la “derecha”. Las listas  electorales Concertación – PC permitirán doblar a los “pinochetistas”,  a la “derecha” (¿?) para democratizar el país (¿?). Ex – miristas escriben en la red “El Charquicán”: hay que votar por la Concertación hasta (aunque) duela.

En el otro plano  de la refundación del capitalismo neoliberal, el de la cultura, el de la subjetividad de las masas populares, no se habían conseguido avances suficientes desde el accionar de la representación neoliberal establecida en la dictadura militar.

La tarea de instalar como personalidad social eje, como deber ser social, al individuo  competitivo, que se constituiría desde su propia actuación en el mercado  y  cuyo éxito se corporeizaría en el consumo, aún estaba en ciernes.

Con la transición desde el establecimiento de la nueva representación política del neoliberalismo a la cabeza del gobierno y del Estado, los resultados en la validación y legitimación social y política del modelo neoliberal, los logros de la burguesía comienzan a ser significativos: la vida social se ha simplificado hasta el límite que se puede observar en la programación de la televisión en nuestro país, o las primeras páginas de diarios de circulación nacional, o sus páginas centrales: la fragmentación de la vida en lo cotidiano, en las emociones y afectos de individuos que encarnan las nuevas personalidades sociales eje, sin fondo sin articulaciones que les otorguen un sentido colectivo, que señalen una historia y un futuro posibles. Todo es superficies, de cuerpos y  de cosas, brillos efímeros, la inmediatez del consumo y el consumidor necesariamente y permanentemente impotentes, ante el cambio de las formas, no de los contenidos y las densidades.

El ser individual ha desplazado al ser colectivo, el ciudadano ha devenido en consumidor, y vende y compra su fuerza de trabajo, su cesantía, su pobreza, su cuerpo y las formas de su cuerpo, su sexualidad, su depresión, sus fugas, su salud, sus sueños.

La consideración de estos cambios será valorada con relativo exceso por uno de los comunicólogos favoritos de la nueva representación política del neoliberalismo. Para Tironi[12] “socialista”…

la sociedad de individuos, donde las personas entienden que el interés colectivo no es más que la resultante de la maximización de los intereses individuales, ya ha tomado cuerpo en las conductas cotidianas de los chilenos de todas las clases sociales y de todas las ideologías. Nada de esto lo va a revertir en el corto plazo ningún gobierno, líder o partido… Las transformaciones que han tenido lugar en la sociedad chilena de los 90 no podrían explicarse sin las reformas de corte liberalizador de los años 70 y 80… Chile aprendió hace pocas décadas que no podía seguir intentando remedar un modelo económico que lo dejaba al margen de las tendencias mundiales. El cambio fue doloroso, pero era inevitable. Quienes lo diseñaron y emprendieron mostraron visión y liderazgo”

Con la aplicación exitosa del experimento neoliberal en Chile, desde el recambio de la representación burguesa en el poder como condición de éxito de la estrategia del Shock, se inicia un nuevo período histórico de la dominación burguesa y de la lucha de clases en el país.

La valoración precisa de la profundidad de la derrota y del carácter del nuevo período histórico de la lucha de clases que se abre desde 1985, así como de los hitos que marcan tendencias de signo contrario y sus potencialidades de transformación, exigen esfuerzos de comprensión y reconceptualizaciones fundamentales, entre otras sobre el estado de las clases y sus representaciones políticas y, con ello,  los fundamentos de una identidad de izquierda, su acción política en el período y en la coyuntura, sus discursos y sus alianzas. 

SEGUNDA PARTE

EL NUEVO PERÍODO DE LA LUCHA DE CLASES EN EL PAÍS.

  1. INTRODUCCIÓN

Entre 1983 y 1985, en medio de las protestas populares, cristalizan los cambios en la base  material del modo de producción, el patrón de acumulación, iniciadas con las “modernizaciones” de 1980. A partir de dichos cambios se hace posible establecer la instalación del modelo neoliberal, como respuesta a la crisis del patrón de acumulación asentado en el modelo de sustitución de importaciones,  a la crisis política del Estado burgués y, más ampliamente, de la dominación burguesa, todas cuestiones abordadas por la burguesía a través de la dictadura militar.

Con el modelo neoliberal, en tanto expresión histórica del capitalismo en su fase transnacional, se inicia un nuevo período de la dominación burguesa y la lucha de clases en Chile (1983), con una fase de instalación (1983 – 1989) centrada en la fundación y despliegue de los  cambios en la estructura económica y en el diseño e instalación de la nueva institucionalidad política,  una fase de validación y legitimación social y política (1990 – 2010), centrada en la profundización de las tendencias hacia la reproducción general del modelo, con ejes en la consolidación de los cambios en la estructura económica y la adecuación y fortalecimiento de la institucionalidad política del neoliberalismo, orientada hacia el aseguramiento  de su estabilización social y política, del mismo modo que hacia los cambios culturales que otorgaran al modelo un cierto carácter de irreversibilidad, y una fase de normalización de la dominación burguesa (mediados del 2008 en adelante).

El proceso que damos cuenta desde 1983 ha sido llamado desde la dominación neoliberal “proceso de transición a la democracia”.

Desde los cambios operados en la estructura económica, en el nuevo período se producirán cambios en toda la estructura social y política: en el Estado de la burguesía, en las clases y fracciones de clases y sus niveles de inserción económica e inclusión social, en sus objetivos, en sus intereses y en sus representaciones y sus alianzas.  No solo eso: también afectará a los conceptos con que habíamos interpretado y construido la realidad. Es importante sugerir al respecto que las ideas de que definían el ser de izquierda o derecha, o la idea de progreso y progresismo, o la idea de reformas y reformismo, parecieran no caber dentro de la sociedad neoliberal, acrisolada en la dictadura militar.

  1. ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL NUEVO PERÍODO DE LA LUCHA DE CLASES.

Dentro de todos los proceso de cambio, al menos esbozados en las líneas precedentes, se hace necesario tratar brevemente las características del nuevo período de la lucha de clases.

A través de ellas se posibilita avanzar en una doble dirección: de un lado comprender las especificidades del actual período de la dominación burguesa en condiciones del capitalismo neoliberal y, de otro lado, comprender sus consecuencias para la lucha de clases y para el diseño de la estrategia de los revolucionarios.

  1. 1.    LA FUSIÓN DE LAS ANTIGUAS FRACCIONES BURGUESAS: ESTABILIDAD DE LA DOMINACIÓN POLÍTICA POR ARRIBA.

Como se ha dicho, los procesos de cambio en la estructura económica, han producido en la clase dominante una fusión de las antiguas fracciones de la burguesía. Sobre la base de los cambios en continuidad  en el patrón de acumulación, el conjunto de la burguesía se inserta y  realiza su  ganancia a partir del funcionamiento del modelo neoliberal, ya en los sectores exportadores estratégicos del modelo y sus sectores de servicios de exportación  y / o  en  la importación, distribución,  comercialización  de bienes en general, destinados al mercado interno.

Ello sucede a través de diversificadas alianzas, inversiones y  articulaciones verticales y horizontales de capital, con y desde las transnacionales y los bloques imperiales que están a la base del nuevo modelo,  en tanto parte de un proceso global de acumulación dirigido desde las transnacionales, sus Estados, sus gobiernos y sus instrumentos económicos y militares (ONU, OEA, FMI, BM, BID, OTAN, PAM).

En síntesis, se trata de la más plena configuración de un capitalismo globalizado, establecido desde el modelo neoliberal que articula centros y periferias de un sistema mundial de acumulación y reproducción del sistema, cuyo sujeto social y político lo constituye la burguesía transnacional y transnacionalizada, con soporte en gobiernos imperiales  y en toda una institucionalidad política, económica y militar mundial.

En sus consecuencias políticas más decisivas, esta fusión de las antiguas fracciones de la burguesía dota a la dominación burguesa en el período de un alto grado de estabilidad política por arriba.

Esto quiere decir que en el período no habrá contradicciones interburguesas, en sus aspectos principales o secundarios, que posibiliten crisis de la dominación por arriba.

Por tanto, tampoco habrá sectores democráticos o progresistas de la burguesía, expectantes de una alianza subordinada con el proletariado y el pueblo, para lograr mejores posiciones en el patrón de acumulación y en el manejo del Estado.

Como así tampoco podrá tener sustento teórico – político una representación que se diga de izquierda y que funde su estrategia en una alianza subordinada, aún transitoria, con alguna pretendida fracción burguesa, sobre la base de la desmedrada realización de su ganancia.

Esta fusión de las antiguas fracciones burguesas en el nuevo patrón de acumulación impactará también en sus antiguas representaciones políticas, vaciándolas de sus antiguos contenidos y estableciéndolas como las definitivas representaciones políticas del capitalismo neoliberal, prestas a concursar electoralmente por la representación de las masas, cada vez que la anterior representación agote su capacidad de control social sobre ellas, y las movilizaciones pongan en riesgo la institucionalidad neoliberal.

De ese modo la Alianza y la Concertación, y sus partidos,  representarán en el nuevo período las necesidades de reproducción global del capitalismo neoliberal, generando un sistema de contradicciones limitada a las necesidades y posibilidades de cooptación de las masas y la obtención de los montos de orden público y de paz social que dicha cooptación permita.

Todo lo que le dará durante el actual período un alto grado de estabilidad de la dominación en el período.

  1. 2.    EL PROLETARIADO LAS MASAS POPULARES Y LA INESTABILIDAD DE LA DOMINACIÓN POR ABAJO.

La imbricación de la economía chilena, dependiente, periférica y transnacionalizada, súper especializada desde el centro capitalista en la producción de materias primas y recursos naturales con bajo valor agregado, genera, como condición estructural de su reproducción, una delgada línea de puestos de trabajo  en los ejes exportadores y sus cadenas de servicios.

Desde éstos  se articulan y degradan en cuanto a calidad del trabajo, del contrato y de salarios, pequeños hilos de empleo que bajan débilmente hacia el fondo de pirámide social. Así, los niveles de integración económica e inclusión social son tremendamente bajos, en relación a una amplia masa excluida.  Ello sucede del mismo modo con obreros, técnicos y  profesionales, hablándose de una proletarización de las capas medias profesionales.

Constituyen esta mayoría social precarizada, proletarios  integrados a los ejes estratégicos del modelo,  a la importación y comercialización de bienes de consumo y bienes de capital, a la construcción, a las redes de producción de los sectores estratégicos del modelo y a servicios estratégicos (puertos, transportes); profesionales, técnicos y proletarios ligados a los servicios públicos y municipales (previsión, salud educación con financiamiento público), proletarios intelectuales ligados a emprendimientos privados contestatarios a la dominación, en tanto asesores o ejecutivos o proveedores de servicios integrados a sectores populares estructuralmente marginados del modelo; amplios sectores sub proletarios, semi proletarios y lumpen proletarios, que venden su fuerza de trabajo de manera independiente, eventual y transitoria, o que venden y compran fuerza de trabajo en condiciones de gran precariedad o que, después de largos ciclos de cesantía, están marginados de los procesos productivos, dedicándose eventualmente a la compra y venta de productos de consumo inmediato.

Si se considera que el ABC1 concentra a una minoría que no alcanza el  15% de la población, y que el resto vive en condiciones de integración simbólica, sobre la base de expectativas de integración, o fuertemente endeudado,  entonces pueden dimensionarse las necesidades y potencialidades del movimiento social.

En este contexto, las luchas reivindicativas económicas y sociales de los pocos integrados y de los muchos excluidos tienden a masificarse, a chocar rápidamente con las bases estructurales del modelo, a generar nuevas formas de lucha y organización, alimentando y potenciando la conciencia y la lucha democrática.

Desde esta perspectiva, en el período se establece un monto de alta y permanente condición de inestabilidad de la dominación por abajo.

Por cierto hay y habrá muchas otras respuestas posibles a este fenómeno desde las representaciones políticas del neoliberalismo: la represión, la atención diferenciada según casos (bonos, subsidios) o la cooptación, trabajando para ello sobre la base social que su partidos provean: sectores populares de la UDI, del PDC, del PS, entre otros. O el PC, desde su integración a la representación política neoliberal denominada “nueva mayoría”.

Ello  les permitirá manejar las luchas sociales por un tiempo, pero no evitar su irrupción en ciclos cada vez más masivos e intensos en los que, de manera diferenciada, algunos sectores sociales populares reconocen cada vez  el límite estructural que imponen las modernizaciones del 80 a  sus reivindicaciones, demandas y derechos, a partir de leyes específicos (Estudiantes LEGE; Trabajadores – Ley Laboral, Salud y municipalización – privatización;  Previsión DFL 3500) y de la propia Constitución Política, respondiendo a ellas con mayor masificación y mayor radicalidad de sus luchas.

Así ha sido con las movilizaciones estudiantiles,  de los pesqueros, de los portuarios, de las poblaciones contaminadas, de los sin casa o deudores de sus casas, de la salud, la toma de carreteras por leyes de pesca que privatizan el mar, por contaminación, poblaciones afectadas por redes  ferroviarias, todas las que pasan rápidamente de la expresión de sus demandas, a la marcha, a la ocupación, a los corte de calles, a la lucha callejera. Mientras que los más, se expresan en las jornadas de protesta, de manera masiva y violenta en los territorios.

Esta situación no permanecerá en el tiempo como expresión de meras contradicciones estructurales. Su mantención o su resolución no proletaria y popular, por la vía de experimentos facistoides,  debiera ser un tema de reflexión.

  1. 3.    RIGIDEZ – FRAGILIDAD ESTRUCTURAL DEL MODELO: SU IRREFORMABILIDAD.

Las expresiones y tendencias de la lucha de masas, por demandas y reivindicaciones altamente legitimadas (Educación, Salud, AFP) no pueden ser resueltas  por la burguesía sin ocasionar desequilibrios estratégicos al modelo.

El modelo neoliberal, asentado en tipos de articulaciones y redes de inversiones de carácter y nivel de resolución central en el capitalismo transnacional globalizado, es extremadamente estable en cuanto mantenga sus equilibrios fundantes,  pero enormemente frágil  en cuanto sean variados algunos de sus fundamentos: libertad del capital, disminución del gasto público, disminución del Estado.

Mejoras sustantivas en la salud pública, en la educación pública, en la previsión, en los impuestos, en el reajuste real de salarios, en las mejoras en la calidad del trabajo, en las mejoras en la organización sindical, se relacionan rápidamente con mayor presencia del Estado, aumento del gasto público, limitaciones a la inversión, déficit fiscal, cuestionamientos al superávit estructural, baja en la clasificación riesgo país, encarecimiento del crédito, bajas en la rentabilidad, baja en las inversiones: crisis del modelo. 

La irreformabilidad de la estructura económica se reproduce hacia la estructura social y política que le sirve de sustento y que a la vez  sustenta y reproduce.

La mirada del pasado debe permitir descubrir el presente del capitalismo en su actual fase, en sus particularidades. No pretender su mera reproducción para reemplazar el presente.

Los gobiernos de “derecha” que cerraban las posibilidades al pueblo, y los gobiernos  “progresistas” que abrían espacios de  reformas que incrementaban el trabajo, o mejoraban el salario o la organización sindical y su capacidad de representación de intereses,  son situaciones propias del período anterior, y que alimentaban las ilusiones reformistas de entonces. No son posibles en la rigidez del capitalismo neoliberal, dependiente y periférico, asentado en la fusión del conjunto de la burguesía y la coherente articulación de sus representaciones políticas.

Esta resistencia al cambio que presenta el modelo, refuerza y polariza las ideas de inestabilidad de la dominación por abajo  y de estabilidad de la dominación por arriba, a la vez representa a la nueva IR que surja de estos procesos,  las bases de autonomía que se hacen exigentes a su estrategia de período.

  1. 4.    LAS DEMANDAS POPULARES Y SUS CHOQUES CON LA INSITUCIONALIDAD IRREFORMABLE: LA TENDENCIA A LA ILEGITIMIDAD CRECIENTE DE LA INSTITUCIONALIDAD POLÍTICA DEL MODELO NEOLIBERAL.

La rigidez estructural del modelo, en contradicción permanente con las  luchas de las masas por sus reivindicaciones económicas, sociales y por la democracia política, producen una creciente tendencia a la ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo.

De acuerdo a variados estudios, los poderes del Estado, la institucionalidad política, la institucionalidad económico y social, las FFAA y de Orden, hasta la institucionalidad religiosa, son valoradas negativamente por las personas.

La luchas por demandas específicas de distintos sectores de masas, comienzan en las calles, luego pasan a la negociación para luego terminar en la lucha callejera, incrementando la fuerza y la organización y, en ese movimiento entre lucha callejera – negociación – lucha callejera, terminan por mostrar la inutilidad de las negociaciones con comisiones parlamentarias, diputados, ministros, reproduciendo la idea de inutilidad, de ilegitimidad, de la institucionalidad económica, social,  laboral del neoliberalismo.

De otro lado, las convocatorias a funar las elecciones municipales, y los altos grados de abstención representados en estas, y la posterior abstención en las presidenciales de 2014, aunque no puedan ser atribuidas solo a dicha convocatoria, aunque un estudio de sociología de la UC evidencia que cerca de un 50% de lo que no votaron tuvieron para ello razones políticas, en los hechos  marcan un claro y significativo grado de ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo.

Las primarias del neoliberalismo concertacionistas, mediado por el estrés post traumático del pinochetismo, convocaron a su activo militante. Lo mismo que la otra representación neoliberal. El que, en conjunto, llega a constituir un 23 % de la ciudadanía. Las elecciones municipales convocaron alrededor de un 40% de la ciudadanía.

Las confrontaciones de las masas con el modelo, en sus luchas cotidianas en torno a demandas sociales y económicas, le otorgan importancias a estos porcentajes, que expresan dicha ilegitimidad en el ámbito de lo político.

Sobre la base de los datos que se conocen y el comportamiento observado en las movilizaciones, esta tendencia se reproducirá a escalas cada vez mayores, agudizando la tendencia a la ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo y poniendo en tensión las herramientas de cooptación social y política del Estado neoliberal y de sus representaciones políticas sobre las masas, del mismo modo que lo hará con la estrategia de los revolucionarios en las masas, en el período.

Las discusiones acerca del uso de espacios institucionales  para la acumulación de fuerzas y, aquellos  otros de construcción y despliegue de fuerzas, es un tema de la estrategia, cuando esta se plantee transformar la ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo en una crisis política de éste.

 

  1. NEOLIBERALISMO Y DEMOCRACIA.

Sobre la base de la irreformabilidad y la creciente ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo, que cristaliza a partir de la lucha de masas, es posible concluir la imposibilidad de éste para realizarse en condiciones de democracia política formal, al punto que la contradicción neoliberalismo – democracia constituye la contradicción principal en el período, y define con ello el norte fundamental para la estrategia proletaria y popular.

Entonces la legitimidad de la lucha democrática se  acrecienta cada vez ante las dificultades estructurales del neoliberalismo para admitir y resolver las reivindicaciones económicas y las demandas sociales y político – democráticas de las masas,  validando el despliegue de éstas en todas las  esferas de la sociedad, y realizando así su carácter anti – neoliberal, y por lo mismo anticapitalista, con rumbo al Socialismo.

 

  1. LOS FACTORES QUE POTENCIARÁN O DEBILITARÁN EL DESPLIEGUE DE UNA ESTRATEGIA DE RUPTURA INSTITUCIONAL DE MASAS Y REFUNDACIÓN DEMOCRÁTICA EN EL PERÍODO.

Con todo, constituyendo las tendencias al alza en las luchas de masas un espacio de intervención de la estrategia revolucionaria, trabajando las potencialidades que se exponen desde las características del período, es necesario considerar, sin embargo, algunos factores de importancia para el diseño y despliegue de una estrategia.

En el período se presentan distintos factores que pueden retrasar o acelerar el despliegue de una estrategia  de ruptura institucional de masas y refundación democrática, dependiendo las tendencias que adquiera tal proceso, de acuerdo a la  forma en que los revolucionarios  aborden y resuelvan las contradicciones que ellos implican.

  1. INTEGRACIÓN SUBJETIVA DE SECTORES DE MASAS

El primero de ellos tiene que ver con los niveles subjetivos de integración del modelo que vivencian sectores no poco importantes de las masas, como consecuencia del discurso y las imágenes que el neoliberalismo ha venido difundiendo a través de sus medios y de sus políticas sociales, cuyo contenido se basa en el éxito de su modelo económico y su fraseología acerca  de los individuos egoístas y sus habilidades para competir y  triunfar por sobre los demás.

Consumo conspicuo, colegios privados,  salud privada, previsión privada, se ofrecen como muestras de posiciones éxito y prestigio social, a los que sectores de masas, de sectores más bien medios – bajos y bajos se prenden como criterios de identidad y pertenencia social. Su integración se establece desde las expectativas que el modelo construye como deseables, separadas muchas veces, de manera radical, de las condiciones de vida reales de estas personas.

Este no sólo será un problema a considerar en el despliegue de la estrategia tras su objetivos en el período, y que habrá que especificar en sus políticas de masas sino, más allá de eso, será un problema con el cual habrá que trabajar desde el nuevo gobierno, el de los trabajadores y los movimientos sociales, al que se orienta la estrategia.

  1. EL NEOLIBERALISMO BACHELETISTA

Un segundo factor lo constituye la representación política neoliberal instalada en el llamado bacheletismo, integrada profundamente en la subjetividad de importantes sectores de las masas populares, tratándose en general de un segmento de la población popular, de historia comunista, socialista o mirista, mayor de 50 años. En este espacio no parecen estar integradas las generaciones post dictadura,  como así tampoco aquella mayoría ciudadana que no cede su mandato en dichos espacios.

Ha contribuido a la configuración de este fenómeno, sin duda, el efecto postraumático de la dictadura militar en el pueblo, a partir de la imagen de la hija del general de Allende apresada y torturada junto a su madre, imagen que el aparato de reproducción de subjetividades del neoliberalismo se encargó de trabajar y trabaja hoy fuertemente.

La disputa de estos espacios, para consideración de la política de masas, tiene que ver con la reinstalación del allendismo y su debate tanto sobre sus errores, como también su heroísmo, pero sobre todo de su discurso democrático e internacionalista, que devela claramente el juego subjetivo del bacheletismo. Además, su despliegue pleno en las condiciones de un país que se emancipa del imperio y de su burguesía lacaya y que se despliega en democracia y bienestar del pueblo: El allendismo en la Venezuela Bolivariana.

  1. EL ESPACIO ELECTORAL

Un tercer factor que influirá en el despliegue de una estrategia de ruptura institucional de masas y refundación democrática será el espacio electoral, a partir del cual la burguesía transnacionalizada operará desde sus representaciones políticas neoliberales, Alianza y Nueva Mayoría, para generar cooptación social y política en pos del control social de las masas, dirimiendo la mejor alternativa para ello, cada cuatros años.  Ofreciendo  a dichas alianzas, sus partidos, sus dirigentes y los sectores de masas cooptados, como verdaderas bolsas de trabajo, las prebendas que devienen  de la ocupación del poder del Estado.

El uso de este espacio en el marco de una estrategia de ruptura democrática de masas es de gran importancia, tanto para el acierto y avance de la lucha  pero, en el error, también para la desilusión del pueblo y nuevas derrotas. Su trabajo en la estrategia y en su despliegue como política electoral ha de ser muy rigurosa.

  1. CONCLUSIONES SOBRE EL CARÁCTER DEL PERÍODO

En primer lugar se podría concluir que, habitamos y nos habita un nuevo período de la lucha de clases en el país, de normalización de la dominación burguesa. El mismo, que se iniciara con su fase de instalación (1983 – 1989), la que se centrara en la fundación y despliegue de los  cambios en la estructura económica y en el diseño e instalación de la nueva institucionalidad política del neoliberalismo, que continuara en su  fase de validación y legitimación social y política (1990 – 2017), que se centrara en la profundización de las tendencias hacia la reproducción general del modelo neoliberal, con ejes en la consolidación de los cambios en la estructura económica y la adecuación y fortalecimiento de la institucionalidad política del neoliberalismo, orientada hacia el aseguramiento  de su estabilización social y política, ha llegado a su fase normalización y funcionamiento pleno (2008 desde mediados del gobierno neoliberal de Bachelet, en adelante), generando y exponiendo todas sus contradicciones, las injusticias, mezquindades y grados de violencia anti – popular  inherentes a su carácter de clase burgués.

En segundo lugar es necesario concluir que el actual período de la lucha de clases, en el marco del modelo neoliberal, en tanto concreción histórica del capitalismo transnacional, presenta una serie de características y datos estratégicos que sirven y advierten a la estrategia revolucionaria.

Sobre la base de dichas particularidades del período es posible afirmar, de modo aún general,  que no habrá que transitar 80 años de lenta acumulación de fuerzas para resituarnos en un nuevo período pre revolucionario.

Como decía anteriormente: hay que atreverse a pensar nuevamente. Las estructuras de dominación, como síntesis de fuerzas sociales cristalizadas, solo plantean la correlación de fuerzas, como lo dado, lo objetivo, lo muerto.

La acumulación de fuerzas es lo vivo, el sujeto social y político colectivo, diverso,  actuando desde una estrategia tras un objetivo a conquistar, tras un horizonte ético que guía su rumbo, partiendo por cierto de lo dado, pero solo como punto de afirme para coger el impulso transformador.

En el período, será ése sujeto social y político, sus niveles de conciencia y organización, su voluntad de lucha, su vocación de poder, el que pueda proponerse y alcanzar los objetivos democráticos y revolucionarios en el período.

Como veíamos la dominación burguesa muestra altos grados de estabilidad por arriba. No tiene contradicciones internas a las que responder sino solo a las contradicciones de clase. Su modelo, instalado profundamente en la sociedad chilena demuestra su gran fortaleza. Pero su carácter irreformable torna su fortaleza en amenaza. Cooptación y represión son las respuestas posibles ante una mayoría social proletaria y popular sometida por la explotación, la marginación y / o la alienación que,  cada vez en espacios de tiempo más cortos, expresan masiva y violentamente su rabia, su ira con la vida que el modelo les impone. Es la inestabilidad de la dominación por abajo producida por una marginación social masiva que, sin embargo,  es una condición necesaria de desarrollo del modelo: no se puede aminorar, no se integrar, no se puede resolver.

Los mecanismos de control social de la burguesía transnacionalizada fueron en sus inicios los recursos traumáticos de la amenaza pinochetista, luego los aparatos de inteligencia de los gobiernos neoliberales concertacionistas, con sus colaboradores, más tarde fue el PS y su militancia y bases populares, Hoy lo es el PC. El gobierno neoliberal de la concertación duró todo el tiempo que pudo mantener grados de cooptación y control social significativos en las masas movilizadas. Cuando las primeras manifestaciones y huelgas violentas de forestales, pesqueros y mineros, y de estudiantes, comenzaron a expresarse con fuerza, el tiempo del recambio había llegado. La otra representación establecida en la Alianza neoliberal surgió con la promesa de terminar con  el caos, la inseguridad pública,  la puerta giratoria y las burlas al estado de derecho y, habiendo sido sobrepasada absolutamente por el movimiento social, después de sus dos primeros años ya anunciaba su partida y un nuevo recambio inter neoliberal. Se prepara la Concertación aliada con el PC: la nueva mayoría, en rigor minoría, neoliberal.

Los embates entre las masas movilizadas (pueblo mapuche, estudiantes, obreros de sectores estratégicos, pobladores sin casa, pescadores, pueblos enteros) y los gobiernos neoliberales han ido acrecentando en éstas un sentimiento de malestar  que finalmente fue alimentando una convicción de ilegitimidad de la institucionalidad política del modelo. Los variados estudios de opinión realizados al respecto dieron cuenta del fenómeno. Las altas tasas de abstención en las elecciones municipales recientes, afirman de algún modo esta mirada.

Finalizando el examen breve de las características del período que mantienen abiertas las posibilidades de cambio en plazos históricos relativamente breves, está aquel que señaláramos respecto de la imposibilidad del modelo neoliberal para realizarse en condiciones de democracia política.

Desde su consideración en una táctica de masas es posible apreciar la cercanía, la posibilidad cierta de vincular cada vez la lucha reivindicativa o por derechos y demandas sociales de un sector particular, con la ley que lo impide y la constitución política que ampara dicha ley, y con ello la necesidad de democratizar la sociedad como forma de obtener y garantizar aquellos derechos que se niegan, apoyando los procesos de desarrollo de la conciencia y la organización de las personas.  Entonces, a otro nivel de la lucha de clases, la cuestión democrática constituye el núcleo de toda la lucha ideológica, teórica y política por la conquista de la dirección de las masas en la lucha por la conquista de un Gobierno de los Trabajadores y los Movimientos Sociales,  por el que luchamos, y la base de su programa de democratización plena, de refundación democrática, de la sociedad chilena.

TERCERA PARTE

APUNTES SOBRE DISEÑO Y DEPLIEGUE DE LA ESTRATEGIA DE RUPTURA INSTITUCIONAL DE MASAS Y DE REFUNDACIÓN DEMOCRÁTICA DE LA SOCIEDAD Y EL ESTADO.

 

  1. CONTRADICCIÓN PRINCIPAL Y OBJETIVO ESTRATÉGICO DE PERÍODO

La estrategia de los revolucionarios, asume que la contradicción principal en el mundo de hoy se expresa entre el capitalismo neoliberal, en tanto expresión históricamente posible de la dominación burguesa sobre el proletariado, y la plena democracia.

De un lado la burguesía transnacional y transnacionalizada y sus redes de explotación y reproducción mundial del capitalismo, que súper especializan a las economías periféricas, jibarizando sus estructuras económicas, expropiando sus recursos financieros, limitando y precarizando el trabajo, funcionalizando su consumo interno; que expropian sus recursos naturales; que trasladan plusvalía desde la periferia hacia el centro; que cercenan su democracia con criterios de orden público y paz social, y reducen el espacio de decisión del ciudadano con enmarañados sistemas político electorales y de partidos, que hacen que este solo pueda decidir acerca de lo que ellos necesitan. Potenciados y amparados  desde sus instituciones internacionales financieras, económicas, políticas y militares, como el BM, el FMI, el Consejo de Seguridad de las NNUU, la OTAN, la OEA, y la fuerza militar del imperialismo estadounidense y su geopolítica para el continente.

De otro lado, los pueblos, sufriendo las consecuencias de este capitalismo salvaje, que se hace insustentable en los social, en lo económico y en lo ecológico. En su gran mayoría doblegados por burguesías transnacionalizadas. Aplastados económica, políticamente y moralmente. Habilitados, no como ciudadanos sino consumidores impotentes y como meros electores, para concurrir a la urnas a decidir acerca de la mano que lo atará por 4 o 6 años más. Situación que han superado los pueblos vanguardia de la lucha democrática y revolucionaria en el continente y el mundo: Venezuela bolivariana, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y la siempre Cuba revolucionaria.

Sin embargo, la situación antes descrita se reproduce en nuestro país.

La realidad y la posibilidad cada vez más creciente de legitimación y fortalecimiento del objetivo democrático surgen y se expanden en cada confrontación de las masas por la educación, por la salud, por la previsión, por la vivienda y las deudas habitacionales, por el trabajo, las condiciones del trabajo, la estabilidad del trabajo y  el justo salario, por los intereses de los pueblos originarios. En cada una de ellas las masas movilizadas construyen conciencia democrática.

Los pueblos en Chile valoran el objetivo democrático como único espacio en el cual sean    puedan ser realizadas sus demandas, sus reivindicaciones y  derechos.

La lucha democrática, como contradicción central en el período, tiene un sujeto social y político proletario y popular plural, y se realizará desde la conquista de un Gobierno de los Trabajadores y los Movimientos Sociales de amplia mayoría popular, y las condiciones que este imponga desde el rol participativo y protagónico de las masas en el poder popular.

La comprensión  e integración de esta consigna en las luchas de las masas se potenciará desde la propaganda que se haga en ellas sobre el Programa de ese gobierno.

Entre los temas estarán:

Democratización de las riquezas y recursos naturales del país, poniéndolos bajo la propiedad de todos, el Estado, de manera que éste pueda cumplir sus roles de garantista de derechos de las personas y de emprendedor de objetivos que aseguren el desarrollo nacional.

Democratización de las condiciones que permitan un desarrollo pleno de las personas, sobre la base de garantizar a las personas el derecho al trabajo, a la salud, a la previsión, a la educación, a la  vivienda, a un ecosistema sano, a vivir en la diversidad social,  a su identidad cultural y étnica, de género, de opción sexual, religiosa;

Democratización de la economía y los servicios, incorporando la previsión, la educación, la salud, asegurando en la economía una fuerte área social (dirección obrera; ejes estratégicos de la economía: criterios de sustentabilidad económica, social y ecológica) y un fuerte sector cooperativo y de autogestión (administración obrera); el desarrollo servicios estatales de salud y educación gratuitos y de excelencia, un sistema previsional de reparto solidario y un sistema de viviendas de igual calidad y de precio diferenciado.

Democratización de la producción social de la realidad: asegurando  un área social y un área cooperativa y de autogestión  en la prensa escrita nacional y regional, en la radio, en la televisión y en las tecnologías de la información, de alta tecnología que cubra al menos el 60 % del espacio nacional.

Democratización del Estado, nueva estructuración de los poderes del estado, elección universal y secreta de presidente, miembros de sistema parlamentario unicameral. Descentralización del estado sobre la base del Poder Popular Regional,  con sufragio universal, inscripción directa y voto voluntario, circunscripciones geográficamente colindantes y proporcionales, establecimiento de consejos comunales del poder popular  como la unidad organizativa del pueblo a nivel territorial. Voto revocatorio para toda autoridad elegida por sufragio universal y directo. Iniciativas legales ciudadanas con quórum proporcional de sus circunscripciones, en los niveles nacional, regional y local.   Elecciones periódicas de autoridades del país, con derecho a reelección.

  1. ELEMENTOS DE LA ESTRATEGIA

La estrategia une el estado actual de los trabajadores y del pueblo con el objetivo del Gobierno de los Trabajadores y los Movimientos Sociales en el período,  y a la realización de su programa de democratización plena de la sociedad, la economía y el estado, en un proceso de aguda lucha de clases hacia la transición al socialismo.

Considera el contexto internacional, dado por una geopolítica del imperio estadounidense, un sistema mundial multipolar precario, en construcción, en el que carecemos de una retaguardia estratégica de clase, ante procesos en lucha, fuertemente amenazados en nuestramérica. Todo lo que interroga la idea de una estrategia militar.

También considera el contexto nacional, en el que el modelo neoliberal ha logrado construir una cierta subjetividad del individualismo competitivo como condición de éxito –  y del consumo como expresión de él –  en el que se han instalado amplios sectores populares  precarizados y marginados no desde su realidad objetiva, sino desde las expectativas que despliega la dominancia como ilusión de integración. Más aún, ante las características específicas que ha asumido la validación y legitimación social y política del modelo neoliberal en la llamada transición. Y más aún con el rol de fragmentación, de cooptación que han asumido y asumen el PS y el PC, como parte de representaciones políticas del neoliberalismo.

Todo lo que da sentido a la definición de la estrategia como de masas, por las masas, para las masas, con las masas, como forma de hacer avanzar la dirección de la lucha de las masas hacia la democratización plena de la sociedad, tanto en asumir la dirección del conjunto de la sociedad, desde el nuevo estado y en sus procesos de  transformación hacia – desde el poder popular,  en la transición hacia el socialismo.

Los desafíos de la estrategia en ese sentido se relacionan con el rearme de las masas respecto de sus demandas, reivindicaciones y derechos,  y la lucha por su realización plena desde su reconstitución como ciudadanía democrática, revolucionaria, y socialista.

Todo lo que afirma la centralidad de la lucha de masas en la estrategia y la reducción.

Ahora, la reflexión sobre los espacios de despliegue de la estrategia de ruptura institucional de masas y de refundación democrática de la sociedad, constituye un nuevo desafío sobre el que se debe avanzar.

Quizás lo conveniente sería separar el proceso de acumulación de fuerzas en el plano central y territorial de masas,  respecto del momento de la ruptura institucional con el neoliberalismo y el desencadenamiento del proceso democratizador que se propone.

En el ejercicio propuesto es posible concebir que el momento ruptura institucional pueda ocurrir desde dentro de la institucionalidad, en la forma de la elección de un presidente de la república, lo que se muestra desde las experiencias venezolana, boliviana y ecuatoriana, seguido por una asamblea constituyente, una nueva constitución política de los pueblos y, en dicho contexto, del empoderamiento del gobierno democratizador y de transición al socialismo que conducirán los trabajadores y los movimientos sociales.

También es posible pensar en que dicho momento de ruptura institucional de masas ocurra desde fuera de los espacios institucionales, en la forma de un plebiscito refundacional del estado, organizado de manera autónoma por las masas en lucha.  La reflexión sobre el aspecto insurreccional que implicaría una salida de este tipo y la necesidad de la actuación de todos los componentes de la misma, cuestionarían las condiciones que imponen el contexto internacional y nacional de este proceso y , con ello, las capacidades de defensa nacional e internacional del proceso.

Aceptar los dos momentos sugeridos, de proceso de lucha  y de momento de ruptura, permitiría abrir un gran espacio de trabajo al conjunto de sectores políticos y sociales que constituyen el sujeto proletario, popular diverso de la revolución, cuyas diferencias se centran específicamente en este tema: el espacio de la ruptura institucional. La idea de confirmar condiciones en el proceso mismo daría sentido a este trabajo conjunto.

La confirmación de la primera opción, requeriría por su parte de una política electoral que fundara el rechazo a cualquiera entrada al espacio parlamentario pero que, del mismo modo, fundara la necesidad de una candidatura presidencial que encarnara esta estrategia.

  1. PROPÓSITOS ESTRATÉGICOS

En el despliegue de nuestra estrategia  esta se orienta al conjunto de fuerzas puestas en movimiento, desde aquellas más sectoriales o locales hasta las más nacionales.

  • Ampliar el borde de contacto y profundizar la separación entre los de arriba, el capitalismo neoliberal y sus representaciones políticas, y los de abajo, el pueblo en lucha por sus demandas hacia su realización en la refundación democrática del país.
  • Ampliar, potenciar, masificar, radicalizar la confrontación de los pueblo, desde sus reivindicaciones, demandas y derechos,  con los de arriba, incrementando la inestabilidad política del modelo desde abajo.
  • Considerando la irreformabilidad de las estructuras económica, social, política del neoliberalismo, reproducir en cada sector social en lucha, y organizar a nivel nacional una dirección político – social de masas capaz de potenciar el choque de las masas por sus demandas reivindicativas y sociales con las leyes, las leyes orgánicas y la constitución política del capitalismo neoliberal que impiden sus realización, multiplicando la convicción de la lucha democrática.
  • Avanzar en cada confrontación de las masas contra el Estado neoliberal sus representaciones políticas, hacia situaciones crecientes de ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo, hasta su abierta crisis política.
  • Desde la creciente separación entre los de arriba y los de abajo, el incremento de la inestabilidad política del modelo desde abajo, el constante choque de las masas por sus demandas reivindicativas y sociales con las leyes, las leyes orgánicas y la constitución política del capitalismo neoliberal que impiden sus realización y los crecientes grados de ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo, como producto de todos ellos,  construir en las masas los fuertes vínculos entre sus demandas y derechos y la necesidad de la refundación democrática del país, a partir de la conquista de un gobierno de los trabajadores y los movimientos sociales,  el plebiscito, la asamblea constituyente  y la nueva constitución política del nuevo Estado democrático, con rumbo al socialismo.
  • Desarrollar una línea territorial cuya concreción articularía formas pre figurativas de la sociedad por la que luchamos, con la politización de las luchas locales y la propuesta del poder popular en el territorio, en la perspectiva de desarrollo de la estrategia de ruptura institucional de masas y de refundación democrática, y como base del nuevo estado, en los procesos de lucha por la transición al socialismo. Las propuestas aquí del “socialismo desde abajo” desarrollada por compañeros de Argentina es aquí plenamente válido.

Considerar la articulación y mutua potenciación de las luchas autónomas por la vivienda, la salud, la educación, el trabajo, con la ocupación de los espacios del gobierno local, como posibilidad de prefigurar el tipo de estado de los trabajadores y el pueblo por el que luchamos, lo que debiera llevarnos a pensar con una política que uniera el desarrollo del poder popular con la ocupación de las alcaldías (no las concejalías) y, por tanto, con una línea electoral en ese ámbito.

Se trataría de asumir desde asambleas populares de la Salud, de la Educación, del Desarrollo Social y Territorial, del Presupuesto, de la Cultura, del Aseo y Ornato, de la Planificación, de Obras, de Tránsito, de Movilización, las tareas del gobierno local. Ello con participación protagónica de la población y los equipos técnicos y profesionales en las Asambleas Populares, con la realización de plebiscitos y el máximo ejercicio de la ciudadanía en el contexto de lucha contra el Estado neoliberal.

Una primera aproximación considera el desarrollo de lo electoral presidencial como instrumento y espacio de convocatoria, construcción, articulación y expresión nacional de una ciudadanía ampliamente mayoritaria, identificada con un Programa Democrático e instalada en la idea de un Gobierno de Refundación Democrática de los trabajadores y los movimientos sociales que lo llevará a cabo.

En una segunda aproximación, se piensa en la implementación de lo electoral como instrumento – espacio de ruptura de la institucionalidad neoliberal desde el centro mismo de ella, a partir de un primer momento de asunción del gobierno y de llamamiento a una asamblea constituyente.  Y de un segundo momento de superación del neoliberalismo y sus miserias en un gobierno de refundación democrática, a partir de de la Asamblea Constituyente, la nueva Constitución Política e inicio de las transformaciones democráticas profundas con rumbo al socialismo del siglo XXI.

Lo más probable es que ambos momentos se jueguen en  situaciones históricos distintas, los que pueden ser especificados.

a)     Momento de acumulación de fuerzas: que va desde el presente hasta el 2017

Este momento, desde la movilización nacional, de articulación del trabajo territorial  y de la organización con el trabajo electoral en los comandos electorales y programáticos,  nacionales, regionales y locales, es posible pensar en la lucha de masas en torno a pliegos y plataformas, en sus confrontaciones con la institucionalidad de los de arriba, convocando y construyendo en ese marco espacios de conciencia democrática, de ciudadanía activa, agitando la candidatura del / la candidata / a, propagandeando el Programa del Gobierno de los Trabajadores /as y los Movimientos Sociales por el que luchamos.

Aquí se establecen los espacios territoriales prioritarios y sus sectores sociales a intervenir, a la vez que se comienza el proceso de construcción de la red de cuadros, de líderes de masas que, instalados desde las luchas nacionales, territoriales y de la  campaña electoral, conducirán los procesos de despliegue estratégico en el próximo momento.

Los instrumentos principales serán la candidatura presidencial, las organizaciones nacionales y territoriales, desde los que se potenciarán sus comandos  electorales sus comisiones programáticas nacionales, regionales y locales.

Desde la compaña, se trabajan actos, conversatorios, foros, marchas, paros, en sectores territoriales ejes y con sectores sociales ejes, apoyados en aquellos en los que tengamos más presencia, metal – puerto – forestal, para llegar a sectores sindicales estratégicos, (Codelco, forestales, frutícolas, pesqueros, portuarios) directamente o  a través de iniciativas como el Movimiento No + AFP y otras, y de las propias comisiones programáticas del Comando.

Nuestro discurso es claro respecto de la inviabilidad de hacer cambios constitucionales desde el Parlamento, no solo  a causa del cerrojo del sistema político sino, además, porque los alineamientos del neoliberalismo en la  defensa gatopardista de la institucionalidad, no representan y más bien sobrepasan los márgenes de las coaliciones, para unir amplios sectores de la Nueva Mayoría, la Alianza y los llamados independientes.

Un bloque que integre a sectores del PRSD, del PPD, del PS, de la DC, del PC de RN y de la UDI y Amplitud, impedirán cualquier cambio significativo en la institucionalidad actual. Las reformas en educación y en salud, se harán sobre la base del mercado y el lucro, a partir de fondos públicos. Las reformas constitucionales sugieren sus límites en sus objetivos, orientados a mayor legitimidad, y en su base constituyente, la que se reduciría a las direcciones de las representaciones neoliberales, una de las cuales  incluye el PC.

La especificación de la unión de las demandas, reivindicaciones y derechos de las masas con las limitantes constitucionales, para mostrar su verdadera realización en una nueva constitución política, será el elemento central en la agitación en torno a lo constitucional y la propaganda respecto del gobierno de trabajadores / as y movimientos sociales.

Sobre la base de ese discurso y de su práctica política coherente, la tarea de formar los líderes de nuestra estrategia de ruptura democrática de masas en el curso del trabajo electoral, y la continuidad de su despliegue en su segundo momento, nos planteamos nuclear a cuadros de nuestra organización en los comando electorales y comisiones programáticas en sus distintos niveles.

En este momento desplegaremos todas nuestras capacidades para impulsar y desarrollar nuestra estrategia de ruptura institucional de masas y de refundación democrática, en cada una de sus líneas de acumulación de fuerzas.

Una Alianza Social Revolucionaria, articulada nacionalmente como conducción de las luchas (Comando Nacional de Pueblos, Trabajadores /as y Movimientos Sociales)  el Poder Popular Territorial (los gobiernos locales conquistados y las iniciativas autónomas construidas en el territorio) y sus expresiones regionales, constituirán una potente base para los procesos de acumulación de fuerzas en todo el período, y para la convocatoria a las luchas de masas, en el momento de la ruptura institucional y la refundación democrática.

La organización democrática revolucionaria de los trabajadores y los movimientos sociales, constituido por una coordinación de organizaciones políticas de intención revolucionaria, en su diversidad y sus diferencias y aportes, articulada estratégicamente con el pueblo Mapuche, permitirá que la lucha cuente con una retaguardia ideológica a lo largo del período.

  1. JUEGO DE ESCENARIOS Y LÍNEAS ESTRATÉGICAS INTERDEPENDIENTES DE ACUMULACIÓN Y USO DE FUERZAS ESTRATÉGICAS: EL MOMENTO DE RUPTURA DESDE LA INSTITUCIONALIDAD

Puestos en el día “D” de la ruptura de masas con la institucionalidad del neoliberalismo, cabe una reflexión acerca de la presencia y actuación de nuestras fuerzas estratégicas para lograr el objetivo y abrir el camino de refundación democrática de nuestra sociedad, en un rumbo socialista. De mismo modo que establecer el estado en que debieran estar las fuerzas principales del neoliberalismo.

  1. LÍNEA DE MASAS

Desde que el gobierno elegido por pueblo tome el control del Ejecutivo, decida convocar a un plebiscito no vinculante, hasta aquél en que se convoque y realice una Asamblea Constituyente, se elabore y apruebe un nueva Constitución Política y se elija el Gobierno de los Trabajadores y los Movimientos Sociales, las ofensivas de la contrarrevolución interna y externa serán enormes.

En tal situación la línea de masas debe cumplir gran cantidad de tareas: garantizar la mantención de la producción ante la negativa patronal, y pararla e iniciar una huelga general indefinida, en caso de que arreciaran ofensivas neoliberales; garantizar la seguridad del Presidente desde la ocupación del centro de la ciudad y sus principales avenidas, permitiendo el funcionamiento de la ciudad e impidiendo el paso a los agentes de la reacción; mantener la iniciativa en las convocatoria se masas en cada momento, hacia la ocupación de las calles, la marcha, la protesta, el paro, la huelga general.

La línea de masas que se oriente hacia su expresión máxima en un Comando Nacional de Trabajadores y Movimientos Sociales con sus referencia regionales, que integre a trabajadores de sectores estratégicos y no estratégicos, a funcionarios de servicios públicos y municipales, a los gremios profesionales ,  a pequeños comerciantes, artesanos y pequeños y medianos industriales, a organizaciones poblacionales, a organizaciones estudiantiles, a organizaciones de trabajadores agrícolas y pequeños productores, se hace urgente.

Una Coordinación General del Poder Popular y sus referencias regionales y, centralmente desde los territorios locales,  aparecen también como fundamental en el día “D”.

Entonces, nuestra línea estratégica de masas debiera definir todos los espacios de construcción, sus demandas y reivindicaciones, su estado de situación, así como los requerimientos, recursos, momentos  y acciones que nos permitieran desde el hoy, avanzar en los próximos 5 años, en la construcción de estas organizaciones sociales y políticas del pueblo.

Estas línea se apoya en el actual trabajo territorial de masas y se potencia y proyecta estratégicamente desde la línea electoral, siendo concebida como organizadora e impulsora de una amplia y radical lucha de masas, asentada en sus demandas, reivindicaciones y derechos,  que se construye y se representa como dirección desde dos tipos de fuerzas: una de expresiones centrales, que actúa como dirección político – social de las masas (Comando Nacional de los Trabajadores y los Movimientos Sociales), cuya conformación puede impulsarse desde la candidatura presidencial  y de las actividades de su Comando y Comisiones Centrales,  y otra, asentada como fuerza estratégica en la construcción del Poder Popular Territorial, en tanto gobiernos locales e iniciativas autónomas de masas, articulado regional y nacionalmente.

La línea de masas se organiza por frentes y sectores, asumiendo desde lo poblacional la lucha por la vivienda digna como un derecho, desde emprendimientos del estado con contratación de fuerza de trabajo local, por la condonación de las deudas habitacionales, por la urbanización, por el ambiente sano, por la salud primaria con eje promocional y preventivo desde bases biopsicosociales, por la educación gratuita, pública y de excelencia, por la cultura, por la recreación. Desde lo sindical, en los ejes estratégicos del modelo de propiedad pública, la lucha por la orientación económica y financiera de la industria, afirmando la inversión pública por sobre la externalización (ver Codelco, Huachipato, Enap – Petrox),  la lucha por la estabilidad y la calidad del trabajo y por el salario. En las privadas: sobre la base que el trabajo es un derecho, impulsar la lucha por una nueva legislación laboral, por la sindicalización, por la estabilidad y calidad del trabajo y por el salario, la inversión pública directa en emprendimientos en este sector.

En los sectores no estratégicos, inversión pública en  emprendimientos económicos, estabilidad y calidad del trabajo, salario. En los sectores de independientes altamente precarizados, inversión pública en emprendimientos auto – gestionados. En la previsión: Fin a las AFP, derogación del Decreto 3500, sistema de reparto solidario con financiamiento tripartito, repatriación de los fondos de los trabajadores y colocación en un Fondo Nacional de Pensiones, de carácter público y con administración autónoma, con mayoritaria participación de los trabajadores en su consejo, con inversiones limitadas a la reindustrialización del país.

Desde la recuperación de Inacap, ajustando su indemnización al pago subvalorado de su precio de privatización y deduciendo las de ganancias de sus años de explotación, desarrollo del Instituto Nacional de Capacitación Laboral.

  1. LÍNEA DE MASAS EN FA

El uso de la fuerza represiva y militar por parte del Estado neoliberal está consagrado en el orden institucional neoliberal y forma parte de su doctrina, que expresa la colonización ideológica del imperio, en contra de la patria. Sus recursos son cuantiosos y su tecnología, dependiente y alimentada por el ejército enemigo de la patria, a cuyo mando se subordina, no tiene límites materiales.

El día “D” el uso de las fuerzas represivas, de manera abierta  y o clandestina, tendrán como objetivo aplastar al pueblo y obligarlo a mantenerse en las condiciones que impone el neoliberalismo.

Para el triunfo de la patria, del pueblo hecho patria, el día “D”, es necesario que entre las FA se haya instalado un fuerte disenso entre la oficialidad, entre la oficialidad y los sub oficiales, clases y soldados, y entre las distintas ramas, respecto de la naturaleza y la validez histórica de su identificación con un tipo de modelo de sociedad que niega la patria en pos de intereses de grupos extranjeros y de un grupo tremendamente reducido de personas, en contra de la vida del pueblo y la patria.

Y que, como consecuencia de ello, hayan consensos suficientes entre sectores de la oficialidad y la mayoría de los sub oficiales, clases y soldados, respecto de la validez histórica de los procesos de ruptura institucional de masas con el neoliberalismo y de refundación democrática de la sociedad,  lugar en donde las fuerzas armadas y de orden han de jugar un rol que suscitará el respeto, el cariño, la calidez de un pueblo que construye, junto a ellos, sin imperios ni privilegios, una sociedad de bienestar y felicidad.

Entonces nuestra línea de masas en FA debe considerar todo el conocimiento acerca de ellas, de su ideología dominante y de su doctrina, del perfil del oficial del suboficial y clase, para construir los instrumentos que permitan el debate abierto sobre las FA y su rol en el actual Estado neoliberal.  Nuestra línea de masas en la FA buscan debatir públicamente sobre su rol en la instalación de un modelo de sociedad neoliberal, sus llamadas modernizaciones, que refiere a un 80 % de endeudados, marginados del trabajo, con consecuencias en la delincuencia, en las drogodependencias, así como también en las mismas sub oficialidad y clases, que deben buscar un lugar protegido en las FA para escapar a sus condiciones de pobreza y construir una identidad precaria a su interior. Que discuta y aclare el rol de la FA en la dictadura militar, en las violaciones a los derechos humanos, centrando las responsabilidades  en el mando superior y en los mandos medios. Proponiendo una doctrina de DDHH para las fuerzas armadas. Para sugerir el lugar que le correspondería a la FA en la futura sociedad democrática.

Tenemos 4 años para estudiar el tema de las FA desde la perspectiva de nuestra estrategia. Para diseñar y desplegar nuestra línea de masa hacia las FA en contraposición al modelo para el que fueron usadas y en torno al cual se pretende que sean sus cancerberos. Para organizar a los ex oficiales democráticos. Para refundar y redirigir las organizaciones de DDHH hacia para el diálogo público sobre el nuevo trato del pueblo con las FA. Para organizar y dirigir las luchas de los conscriptos al año 73.

Tenemos 4 años para hacer posible que el día “D” de la ruptura democrática de masas, se exprese en las FA un fuerte disenso entre la oficialidad, entre la oficialidad y los sub oficiales, clases y soldados, y entre las distintas ramas, respecto de la naturaleza mezquina y la invalidez histórica de su identificación con la sociedad no sustentable del neoliberalismo y la validez de su incorporación al futuro de la democracia, la igualdad, la felicidad humana.

  1. LÍNEA INTERNACIONAL

Del mismo modo que se ha representado para la política de masas, la política internacional de la organización se enfrentará con el desafío de obtener y representar en el plano internacional el reconocimiento al candidato electo, el reconocimiento del Presidente, la legitimidad del plebiscito, la legitimidad del pueblo y el gobierno para neutralizar al parlamento y  avanzar hacia la Asamblea Constituyente y la elección del presidente del nuevo Gobierno de los Trabajadores y los Movimientos Sociales en Chile.

Y esa respuesta solo nos será posible si llegamos al día “D” con cuadros de la organización insertos estratégicamente en los países vanguardia de la lucha democrática y revolucionaria en nuestramérica, Venezuela, Ecuador, Bolivia Nicaragua, Cuba, así como en Uruguay, Argentina y Brasil. Y  en los organismos de integración nuestroamericana. Pero también en Rusia, en China y en los países del norte de Europa. Todos ellos con capacidad de incidir como frenos a la agresión imperial y como apoyos al proceso democratizador en movimiento.

Por cierto ello exige un estudio de la situación mundial y una estrategia general de posicionamiento y acción en el campo internacional. Y, para ello, requiere de la reflexión interna, de los cuadros dedicados al estudio, de los recursos, de las acciones, que permitan unir el presente de nuestra reflexión, con las exigencias que se nos impondrán a fines del 2017.

  1. LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA DE LA SUBJETIVIDAD DEMOCRÁTICA Y SOCIALISTA EN LAS MASAS.

Quizás si el centro de todo las líneas de trabajo proyectado hacia los próximos 4 años, en el marco de  la estrategia, es la síntesis, cada vez provisoria y cada vez síntesis, de la subjetividad democrática, revolucionaria  que producimos desde el enfrentamiento cotidiano contra la burguesía y su modelo depredador de las personas y de la naturaleza.

Lo colectivo, lo solidario, lo colaborativo, la no discriminación, la integración en la diversidad de pueblos y en diversidad de otros/ as, el respeto a la dignidad del otro / a y propio, en las relaciones de pareja, familiares, comunitarias, en el trabajo de masas, militantes, y más ampliamente sociales, a la naturaleza.  Por sobre el individuo egoísta, competitivo, exitoso, consumidor necesariamente impotente.

BREVE RESUMEN PARA LOS DIÁLOGOS ESTRATÉGICOS

  1. 1.    DEFINICIÓN:

Estrategia de masas para la ruptura de la institucionalidad del neoliberalismo y la refundación democrática de la sociedad.

Reflexiones y co – producciones

  1. LA ESTRATEGIA DE PERÍODO VINCULA SU OBJETIVO…
  1. Alcanzar un gobierno de los pueblos, los trabajadoras, las trabajadoras y los movimientos sociales.
  1. Y la realización de su programa de democratización profunda de la sociedad (Plataforma de período)

(recordar que Programa de la Revolución se relaciona con el  cambio del modo de producción, con el cambio de época histórica y la Plataforma de Lucha con el Período de la lucha de clases)

  1. PARA LO QUE DEBE AVANZAR EN…

}  Desde las actuales luchas por las reivindicaciones, demandas y derechos sociales, en la construcción de:

  1. El Comando Nacional de los  Pueblos, los Trabajadores, las Trabajadoras y los Movimientos Sociales (de la ASR a la FSR).
  1. El Comando Nacional del Poder Popular Territorial.

(de la ASR a la FSR).

  1. La coordinación creciente de la  izquierda de intención revolucionaria (OR).
  1. Línea y equipos para FA
  1. Línea y equipos para Internacional.
  1. DOS ENTRADAS AL DEBATE ESTRATEGICO
  1. La ruptura institucional desde un espacio de la  institucional del neoliberalismo                  (Venezuela, Ecuador, Bolivia)
  2. La ruptura institucional desde fuera de la institucionalidad
  1. 5.      UNA POSIBILIDAD DE AVANCE

Separar:

  1. Proceso de acumulación de fuerzas para la ruptura institucional y la refundación democrática.
  1. Del momento de ruptura institucional.
  1. 6.      CONSIDERANDO…

Lo internacional:

  1. Multipolaridad precaria y condiciones de apoyos nuestroamericanos al proceso chileno.

Lo nacional:

  1. Compromiso sociocultural del modelo en las  masas
  2. Integración sector de la población a servicios privados de educación, salud, previsión…
  3. Tipo de legitimación del neoliberalismo Concertación – Nueva mayoría.
  1. LOS ESPACIOS CENTRALES DE  ACUMULACIÓN DE FUERZAS

}  Línea territorial masas de construcción del poder popular.

  1. Desarrollo de iniciativas autónomas auto gestionadas en salud, educación, vivienda, trabajo (lo pre figurativo).
  2. Luchas locales sectoriales desde mesas de salud, educación, sindical, estudiantil…
  3. Ocupación de alcaldías  como potenciador de la organización del poder popular territorial.

}  Línea central – nacional de convocatoria y movilización de masas.

  1. Línea electoral presidencial

[1]Naomi Klein. La estrategia del shock. El auge del Capitalismo del Desastre.Paidós. 2007. Barcelona.

[2] Ibídem Pág. 21

[3] Ibídem. Páginas 23 y 24

[4] Ver procesos derivados de la crisis financiera del 81 y de la crisis de endeudamiento del 83

[5]Felipe Portales, Clarín, Buenos Aires, 17 de marzo de 2010.

[6]Boeninger Edgardo; p. 369 – 370. El Programa Presidencial de la Concertación, en lugar de reflejar dicha   convergencia, planteaba profundos cambios socio-económicos.

 

[7] Portales Ibidem

[8] Revista Cosas; 5-5-2000.

[9] Ver Diario La Tercera; 11-3-2006.

[10] Ver Diario La Nación; 16-4-2006.

[11] Ver Diario El País, España; 14-3-2007.

[12] Eugenio Tironi.- La irrupción de las masas y el malestar de las elites. Chile en el cambio de siglo; Edit. Grijalbo, Santiago, 1999; pp. 36, 60 y 162

NOTA 1: El documento íntegro puede ser descargado, en formato PDF en el siguiente enlace: 

http://es.scribd.com/doc/203291415/Doc-Transicion-Periodo-y-Estrategia

NOTA 2: Aportes, críticas y sugerencias, favor envíarlas al correo electrónico: escuelaalbatirua@gmail.com

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