El jueves 24, frente a la embajada cubana, la UDI culminó una campaña mediática, iniciada por el diario la tercera el sábado 19 con un artículo en que denuncia un supuesto “antecedente surgido en diciembre”, que apunta a La Habana como paradero de un autor material del crimen de Jaime Guzmán, según el abogado de la familia. En el mismo artículo el diario anuncia que “La UDI, en tanto, no dejará pasar la presencia en Chile de Raúl Castro, por la CELAC” (1).
Sin embargo la verdadera intención de la derecha chilena parece ser otra muy distinta a la esgrimida públicamente ya que, según el cabecilla de la UDI Patricio Melero, “Si el Presidente Raúl Castro pretende asumir la Celac, un organismo que promueve los derechos humanos y la democracia en la región, entonces tendrá que demostrar que no ampara y protege a terroristas” (2).
Cualquier argumento es bueno para desperfilar lo más relevante de la próxima cumbre CELAC-UE: que el régimen más proimperialista de la región, cuna del neoliberalismo que hoy asfixia a la humanidad, le debe entregar la presidencia pro témpore al más revolucionario de todos y enemigo declarado, por décadas, de los Estados Unidos.
No importa que no exista fallo judicial alguno que respalde la crítica de amparar terroristas en el caso Guzmán, ni el silencio UDI ante la protección de Estados Unidos al terrorista Posada Carriles, responsable del asesinato de las 73 personas del vuelo 455 de Cubana de Aviación que hizo explotar en 1976. Tampoco importa que, mientras Chile tiene un relator permanente de la ONU monitoreando sus incumplimientos al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, no exista acción alguna, a la fecha, contra Cuba en esta materia.
Con esa misma lógica de carerrajas titulados en Harvard, olvidan su origen desde el seno mismo de la dictadura cívico-militar que torturó, asesinó y desapareció a miles de chilenos, para levantarse como inquisidores de un régimen que es modelo de protección a la niñez, de calidad en la educación y salud públicas que, dicho sea de paso, no son mercancía para el lucro y con procesos eleccionarios en los que participa el 95 % de la población electoral, muy lejos del vergonzoso 40 % del Chile de la UDI.
Los motivos políticos reales de los chillidos de la UDI tienen que ver con su papel de defensa de los intereses del capital financiero especulativo globalizado. Es el guardián de la fe neoliberal en Chile, que debe velar por las inversiones extranjeras que están saqueando al país y que ven con horror cómo se multiplican por Latinoamérica y El Caribe las medidas expropiadoras cuyos casos más recientes son YPF en Argentina y Red Eléctrica Española, en Bolivia.
La CELAC no es solamente el bypass al veto permanente de Estados Unidos sobre Cuba, ni sólo un nuevo foro para los empresarios, es también un escenario de disputa entre el imperialismo expoliador y los pueblos de Nuestra América que buscan caminos de independencia y soberanía. Es el sentido que tuvo su fundación hace apenas un año bajo iniciativa Venezolana y que se empieza a desperfilar con la participación europea este año, error que debe ser subsanado a futuro.
Los modelos de desarrollo representados por Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y, en menor medida, por Argentina, Brasil y Uruguay se proyectan como verdaderas alternativas a los que hoy día fracasan por toda Europa y que son la causa de las gigantescas desigualdades sociales que asolan a la humanidad y del colapso ecológico al que se enfrenta todo el planeta.
Héctor Cataldo, Presidente ex Presos Políticos de Valparaíso